La fácil y abrumadora victoria de Holanda sobre Cuba en la segunda ronda del IV Clásico Mundial de Béisbol significó el segundo nocaut que recibe una escuadra antillana en grandes eventos internacionales. Sí. Solo una vez se había perdido por esa contundente vía antes del 14×1 de hace unas horas.
El viernes 10 de marzo de 2006, en el primer clásico, un equipo dirigido por Higinio Vélez cedió 12×2 ante Puerto Rico en siete capítulos. Aunque las alarmas aquella vez se encendieron, pocos advirtieron que era la derrota nuestra más abrumadora de la historia. Para la felicidad de todos, esa misma historia fue exaltada luego con el segundo lugar.
Aclaro a los historiadores no oficiales, esos fanáticos empedernidos que para bien conocen al dedillo cada out o strike de los elencos provinciales y nacionales, que en la Copa Intercontinental de Bélgica, en 1983, Taipei de China venció a Cuba 13×1, pero no fue un “fuera de combate” antes del límite, pues tomaron la diferencia al pisar el home plate en tres ocasiones en la novena entrada.
Manoseado este detalle, queda claro que el partido ante los Tulipanes resulta la llamada más fuerte y convincente que se puede hacer para no demorar más lo que es necesariamente inevitable. Eso que parece un simple término, y que todos nombramos como EQUIPO UNIFICADO es, a esta altura, algo así como el príncipe salvador que puede (debe) salvar el honor de una reina convertida en la mucama del palacio.
Cuba y su béisbol han llegado a un punto en que pocos confían en una clasificación para los Juegos Olímpicos de Tokio 2020. Un evento que contará con unas pocas selecciones y que organizará torneos eliminatorios. Y es cierto que Colombia, Puerto Rico, México, etc., no lidiarán con sus mejores peloteros, pero nosotros tampoco, lo cual ya es normal, sin embargo, lo que ha quedado, lamentablemente, es demasiado inestable y falto de la calidad necesaria para asegurar, desde ahora, un regreso a la lid bajo los cinco aros.
Y en el 2021 llegará otro clásico, lo cual significará otro enorme reto para la pelota nacional. A este ritmo, y si no cambia lo que, reitero, inevitablemente tiene que cambiar, Cuba tendrá una selección aún más, pero más, pero más débil que esta eliminada en Japón.
Si algo, ahora mismo, nos llena de esperanza son las supuestas conversaciones que se están dando para cuadrar el negocio y dar cabida a todos, por el bien de todos. Solamente un EQUIPO UNIFICADO nos privaría de bochornos y actuaciones que no muestran al ciento por ciento la realidad beisbolera de un país que cuenta con activos suficientes para ser plus y NO un elemento discordante, negativo, algo así como un virus.
Porque al final sufren los que no deciden; los que deciden, ya sean los de aquí, en la Isla, y los de allá, deben, entonces, decidir ya. Este problema solo tiene una solución, una posible salida, y es contar con todos, porque REVOLUCIÓN es sentido del momento histórico y es, también, recuerden, cambiar todo lo que puede ser cambiado. ¿Y ENTONCES?
Via: Swing Completo / Por Reinaldo Sánchez López.
