Si de algo carecen los cubanos, es precisamente de una vivienda digna. Un país donde los jóvenes prácticamente mutilan el sueño de conformar una familia, y es que de hacerlo, en su mayoría no les queda otra alternativa que vivir en sus hogares de orígenes, una opción nada agradable y además poco saludable, y es que el hacinamiento no fomenta l calidad de vida, en su lugar recrudece la pobreza y multiplica las enfermedades.
En Cuba, donde el salario promedio es de aproximadamente 40 dólares mensuales, es casi imposible adquirir una vivienda propia. De allí la necesidad de insertarse en los planes de vivienda que promete el régimen, pero que en su mayoría son incumplidos o carecen de los servicios básicos fundamentales, viviendas que al final, son entregadas incompletas.
Tales condiciones afectan directamente la calidad de vida de los pobladores que residen en la nación caribeña. Una de las excusas del gobierno estriba en el impacto ocasionado por los fenómenos naturales que aquejan a la isla. Un reportaje del diario cubadebate, así lo afirma “Tales perjuicios imposibilitaron la concreción de varios proyectos y programas constructivos estatales, toda vez que los recursos fueron desviados hacia las zonas más afectadas por los huracanes”.
Sin embargo, en Baracoa, una de las principales ciudades azotadas por el huracán Matthew, las condiciones no son muy distintas. Aun en la zona se siente el lastre de aquel acontecimiento y los cambios en materia de vivienda, aun están por llegar.
En tanto, la burocracia, el desorden y la corruptela también impactan a quienes optan por vivir dignamente. De acuerdo a lo expresado en un artículo publicado en el portal de noticias 14 y medio “El verdadero desafío de la política de viviendas va más allá de ilegalidades y corruptelas, de violaciones urbanísticas o determinación de linderos” y en adelante un abogado replicó: “El problema es mucho más complicado que disminuir las colas o el tiempo de espera para obtener un documento y al mismo tiempo es tan simple como colocar un ladrillo encima de otro”.
Mientras a otro sector de la población no le queda más alternativa que fabricar los llamados “quimbos“, esas precarias viviendas edificadas con material de desechos, donde proliferan todo tipo de roedores y las enfermedades se encuentran al acecho de niños y adultos.
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Este tipo de vivienda comienza a proliferar en la nación caribeña, en virtud de los altos costos de los materiales de construcción, los derrumbes y las demoliciones, entre otras causas.
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Redacción CPEM