El motivo fue que la pasajera de al lado lo acusó con la tripulación de tráfico de menores porque el hombre llevaba a una niña con tono de piel distinto al de él.
La pasajera no tenía ninguna base para esta reclamación, ni ninguna evidencia para respaldar la acusación.
Al aterrizar, los agentes estadounidenses cuestionaron al mexicano y encontraron que la menor era su hija, que tuvo con una ciudadana de la Unión Americana.
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Maura Furfey, de ascendencia irlandesa, profesora de español y madre de tres hijos, informó que su esposo y su hija de tres años con el pelo oscuro y los ojos de almendra con la piel blanca, regresaban de un viaje a México para visitar a la madre y la bisabuela de su esposo, “a quienes ven sólo una vez al año”.
Autoridades Portuarias y de Aduanas y la Patrulla Fronteriza abordaron el avión tras el “incidente”, se acercaron al mexicano y le ordenaron que tomara sus maletas y los siguiera.
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No importaba que viajara con una tarjeta verde, llevando pasaportes con el mismo apellido y una carta notariada diciendo que viajaba a México por una semana.
Al final, el hombre fue puesto en libertad y después de presentar una queja oficial a United recibió una disculpa y un vale de viaje de 100 dólares.
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Con información independent.ie