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Dictadura, democracia y bomberos

Estado Carabobo, Venezuela

Es importante, en estos momentos confusos y de confrontación, tener claras, conocer definiciones que están en boca de todos. Las más usadas son a las que se refiere el título de este artículo. Detallo su significado original para que cada quien juzgue.

Gritamos que estamos y vivimos en dictadura. Sin embargo, procedemos y la enfrentamos como democracia. ¿Incoherencia, ambigüedad, ingenuidad? ¿Qué sucede en realidad?

Del latín dictatura, es la forma de gobierno en la cual el poder político se concentra en torno a la figura de un solo individuo -dictador- o élite, generalmente -pero no siempre- a través de la consolidación de un gobierno de facto, que se caracteriza por la ausencia de poderes, su división y autonomía. Siempre inclinados a practicar el mando en beneficio de la minoría que la apoya, el irrespeto a la presencia y participación de sus gobernados, la imposibilidad de que a través de procedimientos o instituciones, adversarios políticos conquisten posiciones de gobierno mediante los recursos establecidos por la Constitución y las leyes.

Hay que subrayar que “dictadura” no define al origen sino al ejercicio del mando. La diferencia con la tiranía y el tirano es que este accede al poder por vías no legales.

Es frecuente que se invoque una situación extraordinaria para legitimar la duración de una dictadura -guerra, confrontación, peligro, crisis-. Igualmente enaltecer -autoenaltecerse, más de las veces- al dictador como alguien sacrificado, capaz de entregar su vida por el pueblo y, a menudo, se le rodea de sobrenaturalidad emocional de carácter militar y religioso, aunque estos suelen ser solo calificativos, producto de tretas y estrategias de propaganda política.

Hitler conquistó el poder en Alemania por elecciones, Stalin fue elegido por la cúpula de su Partido Comunista sin consulta popular. Castro arribó por victoria militar y estableció una dictadura totalitaria que su hermano ha continuado con ferocidad implacable, con cambios no importantes, pero sí convenientes para él.

Según las características que presente, la dictadura puede ser autoritaria o totalitaria, que no es más que una diferenciación retórica a la mayor o menor dureza en la aplicación y ejercicio del poder. En realidad, toda dictadura es totalitaria, es solo cuestión de matices y palabras.

Democracia, del latín tardío democratĭa, palabra venida del griego δημοκρατία dēmokratía, es una forma de organización social que da la titularidad de los poderes del Estado al conjunto de los ciudadanos cuya opinión debe ser consultada para aceptar como definitivo el dictamen que sea mayoría. Viene de los términos griegos demos, pueblo, comunidad, y kratós, poder o gobierno.

En el siglo XVI comenzó una nueva línea de pensamiento que cuestionaba el difundido “derecho divino de los reyes” y su poder absoluto. Fue permeando a través de persecuciones y encendidas -a veces letales- defensas de los mandatos dominantes monárquicos. El concepto de democracia trascendió a los pensadores y se difundió, y dio origen a la primera Constitución plenamente democrática, la que formalizó el sistema, que se convirtió en independencia y desarrollo de Estados Unidos de América, que comienza “We, the people”; es decir, “Nosotros, el pueblo”, ratificada en 1789, seis años después del nacimiento de Simón Bolívar, y el mismo año en que el pueblo francés, reunido en asamblea, redactó y decidió la famosa “Declaración de los Derechos del Hombre y del Ciudadano”. Cundieron movimientos y decisiones similares en otras partes del mundo.

La democracia fue siendo adecuada, como ejercicio de gobierno, no el concepto plenamente aceptado, sino el mecanismo. Fue consolidándose la delegación del poder del pueblo en sus representantes. Es decir, el poder está en el pueblo, que sufraga y elige sus delegados, que trasladan necesidades, deseos y opiniones al Congreso, Parlamento o Asamblea, a la cual rinde cuenta directa el presidente de la nación a su vez elegido por la población de manera directa (mayoría de países) o indirecta (como Estados Unidos). La democracia, propiamente dicha, está en el Poder Legislativo que, eventualmente, podrá dirigir sin la existencia de un presidente, pero este jamás podrá gobernar democráticamente sin el Poder Legislativo.

El sistema democrático es un modo de organización en la cual las decisiones colectivas son adoptadas por los ciudadanos mediante mecanismos de participación directa o indirecta que confieren legitimidad a sus representantes, es una forma de convivencia.

Existe la democracia representativa cuando la decisión es adoptada por representantes elegidos, y la participativa cuando el modelo facilita a los ciudadanos asociarse y organizarse para influir de manera directa en las decisiones públicas o cuando se proveen amplios métodos consultivos.

No es bueno confundir república con democracia, ya que apuntan principios distintos; república es el gobierno de la ley mientras que democracia significa jefatura del pueblo. Así las cosas, “República Democrática” sería “gobierno del pueblo por la ley” o, si se prefiere, “gobierno de la ley por mandato del pueblo”.

Los bomberos extinguen incendios, rescatan a personas de los fuegos y otros siniestros, también los previenen. Realizan su trabajo mediante bombas hidráulicas usadas para extraer agua de cualquier depósito cercano al lugar del suceso. Hoy la transportan con bombas instaladas en camiones tanques; en países serios y organizados pueden conectar sus mangueras a tomas instaladas en las calles.

“Bombero” viene de bomba, en los países con idiomas de origen latino la palabra es muy parecida: “pompier”, de “pompe” en francés; “pompiere”, de “pompa” en italiano; “bombeiro”, en portugués.

Pero, más cercana tanto al oficio como a la palabra inglesa “fireman”, en castellano hay una acepción venida de lo bomberil aplicada al hombre providencial capaz de controlar emergencias que ha enraizado especialmente en lo político: “apagafuegos”. El oficialismo parece haber equivocado el concepto y como el retorcido bombero de aquella novela Fahrenheit 451 que en vez de apagar fuegos se dedicaba a quemar libros, en el gobierno hay dirigentes que no apaciguan; por el contrario, hacen crecer y esparcen fuegos.

O, dentro de la oposición, bomberos serían los dirigentes dedicados a bombear ilusiones con diálogos suicidas, deseo de elecciones imaginarias nada confiables, ilusiones engañosas de convivencia democrática en dictadura y recreación con poderes que ni son autónomos ni menos independientes.

El apagafuegos político a veces sufre de auto combustión.

Armando Martini Pietri

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