El régimen de Castro vuelve a atentar contra el trabajador privado. En Santiago de Cuba, varios vendedores agrícolas denuncian que recibieron un ultimátum por parte del gobierno, amenazándolos con desalojarlos para edificar un mercado estatal agropecuario.
Lo más curioso de este hecho, es que fue el propio régimen quien les concedió los permisos para que estos cuentapropistas desempeñaran su labor.
“Nos están desalojando, nos están montando, nos están quitando nuestros derechos” dice un vendedor privado en Altamira, Santiago de Cuba, asegurando que su licencia está vigente y sin problemas.
Aseguran que la medida los obliga a vender en la calle, bajo la amenaza de sufrir acosos por la policía. “El particular va para la calle, tenemos la patente por gusto”.
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Los vendedores expresaron que el régimen no les ofrece ningún tipo de compensación o reubicación para que ellos puedan desempeñar su labor.
“No nos dan ningún tipo de patente, toda la patente las quitan, no nos dan ni de una ni de otra”.
Pero el hostigamiento contra el cuentapropista viene desde sus inicios, cuando Raúl Castro aprobó la creación de esta figura para tratar de ayudar a la moribunda economía cubana.
En La Habana, una mujer fue rodeada por un ejercito de policías, como si se tratase de una delincuente, por estar vendiendo un secador de pelo frente a un tienda de divisas.
Otra de las arremetidas del régimen es la colocación de taxis para hacerle frente a los llamados “boteros”, que cobran según lo especifica el Ministerio de Transporte cubano.
El cuentapropismo en Cuba, es una activida bien vista por muchos economistas, ya que sería la vía perfecta para aliviar la decadente economía cubana, sin embargo el régimen se empeña en perseguir y amedrentar a los trabajadores, evitando su pleno desarrollo.
Redacción Cubanos por el Mundo