Desde el año 2011, varios grupos de personas, conformado incluso por mujeres y niños, se dedican a la extracción ilegal de oro en Aguas Claras, Holguín, según reseña el diario oficialista Ahora.
Marilín Arias Rojas, directora de la Policlínica Alcides Pino, asegura que unas 634 personas que se dedican a esta tarea se han presentado para realizarse exámenes debido a los altos riesgos que representa la extracción del metal.
Muchas de estas personas manipulan sustancias químicas como mercurio y cianuro de sodio que pueden ser “letales” y “peligrosas”.
Cientos de hombres y mujeres e, incluso, menores de edad que suelen trabajar en las horas de la noche.
El periódico oficial señala que “la fiebre del oro” “comenzó como una simple calentura, que no atacada a tiempo se transformó en fiebre y actualmente amenaza con ser un mal duradero”.
Entre las quejas que señala la prensa oficial sobre la extracción de oro, refiere que la remoción de la tierra deja agujeros profundos y oscuros, que hay inestabilidad en las laderas y peligro de deslizamiento.
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Topos alocados
El medio oficial cataloga a estar personas de “topos alocados” debido a que no para de “cavar” buscando el metal precioso. Antiguas minas de oro han sido descubiertas y explotadas por los locales.
Asimismo se enumera otras afectaciones en el río Tranquera, riachuelos próximos y en aguas subterráneas que están contaminadas por las labores de extracción y por el lavado de la tierra en busca del oro.
Las autoridades señalan que para terminar con esta actividad ilegal han aplicado multas, han decomisado objetos a los mineros ilegales (picos, palas, bombas de agua, mangueras, jibes, carretillas y hasta productos químicos), pero que no han conseguido su objetivo.
Ilegalidad lucrativa
Los extractores ilegales son asalariados pues afirman que les paga 40 o 50 pesos diarios por excavar; otros se llevan la tierra para lavarla en otros lugares y buscar el oro.
De las minas abandonadas, además, algunas personas usan la tierra para producir ladrillos.
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También, llegan hasta estos lugares los compradores “con armas blancas” que “pagan 80 pesos o tres CUC por un gramo de oro, cuando su precio real supera los 35 dólares”.
Para Liliam Fernández y su hermano Segundo, vecinos de la zona, los extractores ilegales son un problema porque han abierto hoyos en su finca y los han llegado a “amenazar”. Además, han sufrido “las irresponsabilidades de empresas” estatales durante la explotación de la mina para extraer ceolita.
Redacción Cubanos por el Mundo