Desde hace 10 años la cubana Emma Rosa Ávila González, lucha para mantener en pie su vivienda, levantada sobre un terreno pantanoso y donde reside junto a su familia.
La pensionada comparte el lugar con sus dos nietos y una hija sordomuda, quienes sufren por el frío durante las noches, pasan hambre y no cuentan con las condiciones adecuadas para vivir, ya que no tienen ni un baño para asearse.
“La casa está en peligro de derrumbe con dictamen técnico de salir inmediatamente de la morada y todavía estoy aquí, ni en un albergue, ni me han dado nada. Lo único que me han dicho es que no tienen solución para mi caso”, relata la mujer al portal CubaNet
Según dijo, su hijo murió enfermo de sida, condición por la que tenía prioridad en el trámite de una casa con el régimen, pero esa asignación nunca llegó y murió sin concretar la vivienda para sus hijos, a quienes dejó con su madre sordomuda y con síntomas de esquizofrenia.
NOTICIAS RELACIONADAS: Casi un millón de viviendas siguen faltando en Cuba para 2017
Insistir es su única opción
Pese al abandono del régimen socialista, Ávila González sigue regresando a las oficinas del estado para pedir ayuda, ya que es la única opción que considera, pues no quiere marcharse de las ruinas que le sirven de casa por ahora.
“Cuando se crece el río es que aparecen los del gobierno, que eso pasó una sóla vez, que me vinieron a sacar para llevarme a un albergue y no fui porque una vecina me prestó refugio”.
La humilde familia está en la calle Zeta, entre Vista Alegre y Río, en Santiago de Cuba.
No tienen baño debido a que el cauce del río ha ido corroyendo la estructura y llevándose las tuberías. Hacen sus necesidades en un “tubito”.
“A los niños les da pena, viven abochornados con sus amiguitos por tener una casa tan fea. Me dicen que no quieren vivir aquí”.
Redacción Cubanos Por El Mundo
