No es una película de horror, es real. En una comunidad indígena de la provincia de Enga, en el centro de Papúa Nueva Guinea, una pequeña de seis años, fue acusada de practicar brujería y luego apuñalada en reiteradas veces con cuchillos calientes. Por fortuna a la bebé la rescató un grupo de personas que iban en contra de esas torturas y actualmente se encuentra hospitalizada, luchando por su vida.
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El misionero luterano Anton Lutz, es uno de los testigos de esta masacre y contó a ABC que él junto con otros testigos lograron rescatar a la pequeña, quien en 2013 perdió a su madre Kepari Leniata, tras ser quemada en vida, en la ciudad de Mount Hage, por presuntamente practicar “sanguma” un especie de brujería.
Lutz recuerda que cargaron a la menor en brazos, aún con vida y rápidamente la trasladaron hasta un centro asistencial, donde la atendieron con urgencia y la dejaron bajo observación médica, pues sus heridas, muchas de ellas, fueron dañinas.
El misionero explica que parte de la leyenda del “sanguma” indica que las mujeres que son brujas pueden heredarlo a su hija. “Por eso creían que la niña era responsable de todo lo malo que sucedía en el pueblo y por eso querían matarla”.
Redacción Cubanos Por el Mundo
