Con la experiencia y los insumos que sobraron de la atención de emergencias en el Centro de Convenciones George R. Brown en Houston, luego del huracán Harvey; la oncóloga Jennifer McQuade, lideró y coordinó la donación y atención necesaria a la isla de Puerto Rico luego del huracán María.
Ella pertenece a una red de médicos ágiles y decididos a prestar sus servicios a familias y personas en situaciones de emergencia. Se ha encargado de pedir donaciones, reclutar más médicos y hasta localizar movilización aérea para atender zonas donde los hospitales se han quedado sin electricidad, agua e insumos; llegando incluso antes que la asistencia federal.
“Pedir aviones es una locura”, dijo la doctora Ashley Saucier, especialista en emergencias pediátricas en Baton Rouge, Louisiana, quien trabajó con McQuade durante la emergencia en Houston y rindió declaraciones para un reportaje de la Kaiser Family Foundation publicado por El Nuevo Herald.
Saucier se puso en contacto, a través de Facebook, con un grupo de pilotos de Louisiana que ofrecieron sus aviones para las víctimas de las inundaciones en Texas de nombre Cajun Airlift. Ellos transportaron algunos de los suministros. Estiman que para octubre entregaron al menos 40 toneladas.
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A través de Rick Shadyac, CEO del St. Jude’s Hospital en Memphis, Tennessee; Saucier se contactó con FedEx, que también tiene su sede en Memphis, para llevar hasta la Isla del Encanto más suministros. Y por medio de otro médico, McQuade conoció a Hilda y Greg Curran, una pareja que tiene familia en Puerto Rico y un jet que planeaban usar.
Los nexos con familiares en Puerto Rico han permitido muchos de los contactos con los médicos que organizan la campaña de donación, pero las que iniciaron el voluntariado Saucier y McQuade, no tenían conexiones previas.
En agosto de 2016, Saucier experimentó una emergencia ante un desastre, en la devastadora inundación del sur de Louisiana. Poco después, formó una pequeña organización sin fines de lucro llamada Baton Rouge Emergency Aid Coalition; que recaudó fondos y organizó a médicos. Cuando Puerto Rico entró en emergencia por el huracán María, esa pequeña red se unió a algo mucho más grande. Creció producto de los comentarios de pasillo que describían la necesidad en la isla.
El trabajo nunca termina
Muchos hospitales y clínicas en Puerto Rico dependen de generadores por problemas eléctricos. La mayoría de estos espacios vitales quedaron en ruinas, sin antibióticos, insulina, antiinflamatorios, drogas, insumos; sin siquiera vacunas básicas como las usadas contra el tétanos y la gripe.
La red que tiene una gran participación de jóvenes femeninas. “Tanto aquí, como en Puerto Rico, el casi el 95 por ciento de las personas con las que trabajo son mujeres”; dijo el investigador y genetista de cáncer en Baltimore, nacido en Puerto Rico, Rafael Enrique Guerrero-Preston; quien por recomendación de otro médico conoció a McQuade y Saucier sin conocerlas nunca en persona.
Los médicos ayudan por motivos personales y en relación a sus especialidades. Se preocupan por las necesidades de otros y gracias a eso han encontrado colaboradores en todas partes. Cada vez descubren más zonas necesitadas y se comprometen en colaborar con los recursos que han logrado obtener.
Redacción Cubanos por el Mundo