Los adultos nada saben
Por: Reinaldo Cedeño Mi abuela Ana era el último recurso. La sujetaba tan fuerte como puede un niño a sus cuatro años. Y me la llevaba, a rastras casi, por todo Agustín Cebreco, toda Avenida de Los Maceo, todas aquellas calles, hasta la terminal. Era mi manera de llevarme los juegos, los dulces, los abrazos. El […] More