Bill Hauf, presidente de Island Travel & Tours.
El mes pasado, como siempre, Island Travel & Tours, que ofrece servicios de vuelos fletados entre tres ciudades floridanas y Cuba, pidió a su banco que solicitara una transferencia bancaria de $35,000 para pagar al gobierno cubano los $194 por pasajero que cobra por derechos de aterrizaje y seguro médico obligatorio para los que visitan la isla.
Aunque la ruta del envío de dinero es un tanto tortuosa debido al embargo –el banco local pide a un banco corresponsal que transfiera el dinero a una cuenta del gobierno cubano en un tercer país– es un trámite que Bill Hauf, presidente de la empresa de vuelos fletados, ha seguido desde hace años. El dinero, dijo, por lo general llega en un plazo de uno o dos días.
Pero esta vez, explicó, pasaron cinco días y la transferencia no se había completado. Como Hauf tenía programados otros vuelos y el gobierno cubano exige que le paguen todo antes que el avión toque tierra, también solicitó transferencias de $65,000, $100,000 y $50,000 para cubrir los vuelos adicionales. Esas transferencias también se demoraron.
Hauf dijo que fue necesario llamar varias veces a la Oficina de Activos Extranjeros (OFAC) del Tesoro de Estados Unidos, a su banco local y a Chase –el banco corresponsal que maneja las transferencias– antes de solucionar el problema. Y mientras esperaba el resultado, tuvo que cancelar todos los vuelos de una semana a Cuba porque los pagos no llegaron a tiempo a la isla.
Pero Hauf no es el único en esta situación. Otras compañías que necesitan transferir dinero a cuentas del gobierno cubano para pagar vuelos, hoteles, servicios de guías y alquiler de autos, también se quejan de que desde la reanudación de relaciones entre Estados Unidos y Cuba sus transferencias bancarias se demoran mucho y que han recibido numerosas preguntas sobre pasajeros, vuelos e itinerarios que pueden demorar todavía más las transferencias bancarias.
A tenor con la apertura hacia Cuba anunciada en diciembre por el presidente Barack Obama, los estadounidenses que caen en 12 categorías, que van desde los que participan en actividades educativas y humanitarias, hasta los que asisten a eventos deportivos y culturales, pueden visitar Cuba sin solicitar la aprobación de la OFAC. (Los cubanoamericanos pueden viajar libremente a la isla siempre y cuando el gobierno cubano apruebe las visas de ingreso).
Anteriormente, la responsabilidad de decidir si los estadounidenses podían viajar a Cuba era de las aerolíneas. Según las nuevas reglas, la responsabilidad de determinar si los viajeros caen dentro de esas 12 categorías también es de los propios viajeros, aunque lo único que deben hacer es marcar una cuadrícula en un formulario que certifica bajo qué categoría viajan.
Pero ahora Daniel French, gerente general de Blanco International, una empresa de vuelos fletados de Miami a la que le cancelaron dos vuelos a Cuba por una demora en las transferencias bancarias, dice que con todas las preguntas que hacen, parece que los bancos se están atribuyendo la autoridad para decidir quién puede viajar a Cuba.