Informalia.- ¿Las uvas de la ira? No parece que todo se desarrolle con la máxima cordialidad en el triángulo que forman Isabel Preysler, Vargas Llosa y su ex, Patricia: estaba todo preparado para que el el escritor y su amante fueran a pasar Fin de Año en la capital del Perú, la tierra del Nobel, en lo que sería la presentación sudamericana del romance de la temporada. Sin embargo, tras varios desencuentros y discusiones, Isabel y su novio no celebrarán allí la llegada de 2016 allí, y buscan ahora otro lugar para vivir en intimidad el inicio del nuevo año.
La intención del novelista era llegar a Lima e instalarse en su apartamento del selecto barrio de Barranco, pero no contó con un gran inconveniente. Y es que el piso conecta por el interior con otra vivienda, en la que reside su hija Morgana y a la que, casualmente, suele acudir su madre, Patricia Llosa, todavía mujer de Vargas Llosa. La embarazosa situación que podría producirse hizo enfurecer a Morgana, quien se lo hizo saber de un modo un tanto violento. Según publica La Vanguardia, en ese momento, Vargas reaccionó reservando una suite en el lujoso hotel B, su favorito y que se halla también en el mismo barrio de Barranco. No obstante, esta solución no gustó a Preysler quien, en un ataque de ira (llámenlo como quieran) canceló la reserva inmediatamente.
Así las cosas, Isabel y Mario se encuentran buscando un lugar neutro y alejado del mundanal ruido para celebrar su primera Nochevieja juntos. Entre los posibles destinos se encuentra la Isla de Mustique, donde ya pasaron unos días en verano junto a Ana Boyer y Tamara Falcó, hijas de la reina de corazones. Mientras, Patricia Llosa pasea por el malecón de Lima junto a su hija y su perro.