¿Esto es Cuba o Venezuela? Ni lo uno, ni lo otro, sino todo lo contrario. El hospital Puerta de Hierro es un edificio deteriorado lleno de escombros, excrementos de animales, palanganas con sangre seca y quirófanos abandonados.
El País de España reseñó en su versión digital, que el pasado febrero, el viceconsejero de Sanidad Manuel Molina aseguró que el Gobierno de Madrid estaba “tomando todas las medidas necesarias para garantizar el buen estado de las instalaciones”.
La Comunidad pretende devolverlo a la Seguridad Social, que puede penalizarla por su mala conservación. La Asamblea vota mañana una proposición no de ley socialista para convertir la clínica en un centro de media y larga estancia. Esa era la idea original del PP que luego la desechó.
El exterior del edificio, cuyo personal fue trasladado en 2008 a otro situado a 15 kilómetros, en la localidad de Majadahonda, presenta un absoluto descuido: cristales rotos, óxido, barandillas tiradas… La visión empeora en el interior. Parece el escenario de una guerra. Está lleno de goteras que provocan charcos, falsos techos que se caen u obras a medias. Hay camillas mugrientas, cascotes, desconchones, mugre en las cocinas, contenedores de basura traídos de la calle y hasta las fichas con datos de pacientes de radiodiagnóstico en un pequeño archivador, a la vista de cualquiera.
Una referencia mundial en trasplantes entre charcos
El hospital Puerta de Hierro llevó con orgullo durante más de 50 años ser una referencia mundial en trasplantes. En 1968 se hizo allí el primer trasplante renal de España; en 1994 fue pionero en trasplante de sangre de cordón umbilical de donante familiar haploidéntico, y en 1999 realizó el primer trasplante de sangre de cordón umbilical dual en el mundo.
Hoy, sin embargo, el quirófano que fue escenario de esos éxitos tan celebrados en las publicaciones médicas languidece entre los charcos provocados por las goteras y cachivaches de todo tipo