Lo único que verdaderamente se afianzó en el mundo acerca de la medicina cubana, fue el mito de que era una potencia médica. Los años dorados de la Salud pública liderados por la revolución castrista, entre la década de los 60 hasta 1991, sirvieron de puentes para vender esa media verdad al mundo al tiempo que sembraban su ideología marxista-leninista, mucho más viva hoy que el sistema de Salud en la Isla, que ya no vale nada.
“’La revolución de los humildes, por los humildes y para los humildes’, como la proclamó Castro I, lejos de aumentar el número de hospitales y de camas, o modernizarlos, los cierra, o ya en ruinas los echa abajo para construir hoteles, pues eso sí da divisas a los militares”, señala Roberto Álvarez Quiñones, en publicación de Diario de Cuba.
La acusación sobre los hospitales la basa en un de los casos más recientes, en el que el Hospital Infantil Pedro Borrás, del Vedado, fue demolido para construir un hotel del grupo Cubanacán, una de las compañías turísticas de las Fuerzas Armadas.
“Durante bastante tiempo esa estupenda instalación, inaugurada en 1934, fue el más grande y moderno hospital infantil de Cuba y de toda América Latina. Su imponente edificio de estilo art decó era una joya de la arquitectura cubana y todo un emblema de la medicina insular”.
Cierres y colapso
El analista aseguró que en los últimos siete años han sido cerrados 64 hospitales. El país perdío su capacidad de hospitalización en un 32% desde el año 2010 y el número de policlínicos se redujo un 9%. Datos del economista Carmelo Mesa-Lago indican que el personal total de salud disminuyó un 22% entre 2008 y 2016. El número de técnicos cayó un 54% y las enfermeras en 16%. Solo en 2010 fueron despedidos 47.000 empleados de ese sector.
“Todos los hospitales rurales y los puestos rurales y urbanos fueron cerrados en 2011. Los campesinos y sus familias son referidos a hospitales regionales, pero por falta de transporte en los casos de emergencia sus vidas corren peligro. La mortalidad materna aumentó nacionalmente un 34% entre 2007 y 2015. Han descendido drásticamente los diagnósticos y las pruebas costosas”, precisa Álvarez.
La crisis se agrava cada día en el país con el envío de miles de médicos y profesionales de la salud al extranjero. Más de 33.000 médicos cubanos, un tercio de los 90.161 existentes según el Anuario Estadístico de Salud de 2016, trabajan como esclavos en 62 países, recibiendo sólo el 25% de su salario.
Una mentira como verdad
Según Joseph Göbbels, ministro de Ilustración Pública y Propaganda en el régimen de Adolf Hitler, “Una mentira repetida mil veces se convierte en verdad»”. Una premisa muy bien manejada en la política cubana por sus admiradores revolucionarios Fidel y Raúl Castro, quienes se encargaron de mantener vivo el mito de la potencia médica cubana pese al descalabre que vivió desde hace 27 años.
No es verdad que Cuba fue pionera en avances médicos, lo que sí lo es, es que la extinta Unión Soviética invirtió cuantiosos recursos para fomentar esa falacia y permitir la expansión del socialismo castrista que hoy ha escalado posiciones y se mantiene en países como Venezuela, Bolivia y Nicaragua.
“Sembró tan magistralmente ese mito en la conciencia mundial que hoy, 27 años después de haberse desinflado, organismos especializados de Naciones Unidas le siguen rindiendo culto. El dueto salud pública-educación gratuitos en la Isla fue el mejor producto de marketing político-ideológico de Castro I. Como maestro en el arte de la propaganda, el comandante se basó en la vieja técnica de decir parte de la verdad y no toda la verdad”, concluye Álvarez.
Redacción Cubanos Por El Mundo