La cubana Mirielis Amador Oviedo, madre de tres niños menores de edad, quedó dando tumbos desde hace tres años, cuando su vieja casa de madera se desplomó. Tras ocupar forzosamente un consultorio, las autoridades le entregaron una espaciosa vivienda de dos cuartos en el albergue Bahía-Plaza, en el municipio Habana del Este, donde estuvo feliz, pero por muy poco tiempo.
“A pesar de que me habían dicho que esto solo era por tres meses, me iba de maravillas y estaba súper contenta, pero parece que a algún dirigente le hacía falta la casita para un amigo o para vender dicha capacidad del albergue, y desde ese momento comenzaron de nuevo mis agonías por el tema de la vivienda”, afirmó la mujer a CubaNet.
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Su casa derrumbada estaba en San Francisco de Paula, era de madera, muy vieja y la madera estaba podrida, por lo que se vino abajo. Comenzó gestiones en el Gobierno Municipal, pero como no le hacían caso, “se coló” con los niños en un consultorio médico, donde permaneció dos días, hasta que apareció la jefa del Gobierno Municipal y le pidió que saliera del lugar que ella le asignaría un albergue.
La mudanza
La felicidad en el primer albergue duró muy poco. De acuerdo con su testimonio, la mudaron a otro albergue ubicado en su propio municipio San Miguel del Padrón, donde le aseguraron que estaría mejor.
“Supuestamente estaría más cómoda y resultó ser todo lo contrario. Pero mi error fue haber aceptado la oferta sin saber para donde iba. ¿Pero cómo iba a imaginarme yo que me estaban engañando?’’, dijo.
La instalaron junto a sus tres hijos menores en el albergue conocido como “La California”, en una pequeña casa en “pésimas condiciones” y con una sola habitación.
“Pero mi error fue haber aceptado la oferta sin saber para donde iba. ¿Pero cómo iba a imaginarme yo que me estaban engañando?. Además de pequeña, esto se moja completo; aquí no hay condiciones para vivir, y por causa de esta situación mis hijos no salen del hospital” lamentó.
Incertidumbre
Relata que durante cada lluvia debe correr para mover las camas de un lado para otro. Pese a plantearle el problema a funcionarios de Vivienda y en el Gobierno Municipal, sólo consigue promesas huecas y contradicciones en la información.
“En el Gobierno me dijeron mentiras, que me iban a dar refrigerador, cama, colchón y otras cosas, y no me las han dado. Me dieron una sobrecama y una sábana que no sé dónde las voy a poner porque nosotros dormimos sobre unos cartones. Sinceramente te digo que en cualquier momento me planto con los niños en la sede del Gobierno”.
Redacción Cubanos Por El Mundo