Regueton cuba/Captura de pantalla
Regueton cuba/Captura de pantalla

El reguetón: enemigo de la cultura, no de la revolución

Feb 20, 2018

El reguetón avanza pese a su obscenidad e irreverencia, sin que nada ni nadie lo detenga en Cuba. Su arraigo se gesta silenciosamente en los infantes que bailan al son de sus letras sexistas y vulgares, ultrajando el respeto a la mujer y cambiando la forma de relacionarse de los jóvenes. Esto sucede sin que haya alguna autoridad pendiente de ello, como si los antivalores del género estuviesen acordes a las ideas revolucionarias.

“En el caso de Cuba, la proliferación de estudios de grabación caseros y el crecimiento del sector privado, han sido fundamentales para facturar y divulgar todo tipo de reguetón, al margen de los circuito oficiales de distribución” explica Ana León, en análisis para Cubanet.

Un lenguaje sexual explícito y soez se ha adueñado de esta nueva plataforma alternativa, que se abre paso entre la sociedad juvenil de la Isla. La depravación, conductas antisociales y violentas, materialismo y promiscuidad son parte de la lista de antivalores que se comparten al espacio público y que ya cuentan con reconocidos exponentes, tal es el caso de Osmany García, Chacal, Yomil & El Dany, El Micha, entre otros.

“A partir de la polémica de El Chupi, Chupi, de Osmany García, las letras del reguetón se han degenerado tanto, que el trabalenguas con que “La Voz” describió una felación, hoy parece juego de niños” lamenta León.

Inacción oficial

A juicio de León, ante la creciente popularidad del reguetón grosero, las leyes cubanas deberían actuar como un filtro para evitar que la rampante vulgaridad de ciertas canciones invada el espacio público.

Uno de los aspectos que más preocupa es la legitimación de un modelo de éxito basado en la apariencia física y conductas inmorales.

“El problema no es el reguetón per se, sino la peligrosa entronización de la marginalidad. Aunque cada quien tiene el derecho de escuchar en su casa la música que le plazca, décadas de colectivismo han llevado a asumir que la casa es el edificio, la acera, la cuadra, el parque”, enfatiza León.

Sin embargo, en el año 2012, Orlando Vistel, presidente del Instituto Cubano de la Música aseguró que no quiere que “ni la vulgaridad, ni la mediocridad” hagan mella en la riqueza de la música cubana.

“El Instituto Cubano de la Música y su sistema de instituciones ha adoptado medidas, que van desde la descalificación profesional de aquellos que violen la ética en sus presentaciones hasta la aplicación de severas sanciones a quienes desde las instituciones, propician o permiten estas prácticas” aseguró Vistel, sin que se hayan ejecutados verdaderas políticas reguladoras en la materia.

Distracción marginal

La indolencia del régimen ante el menosprecio de la mujer y la hipersexualidad de los mensajes reguetoneros no sorprende, pero sí molesta. Un país donde no hay acceso oportuno a las obras literarias, porque no hay libros modernos, ni a la información de buscadores, porque la Internet es carísima y deficiente, la dictadura logra enajenar a los jóvenes de la realidad, aunque con muy marginal distracción.

“Al sexo carcelario de El Negrito & El Kokito se suma la cantinela lasciva “me la dio y se la dí”, amplificada en toda La Habana ante la displicencia de las autoridades, que acosan a pequeños vendedores, transeúntes y trabajadores privados; pero ignoran al sujeto que pasa por su lado pregonando indecencias con una bocina portátil” sentenció.

Redacción Cubanos Por El Mundo

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