Los delirios de Fidel Castro sobre un inminente “ataque” e “invasión imperial” a finales de la década de los 80, lo llevó a ordenar la construcción de refugios antiaéreos en todos los municipios de Cuba. Según publicación de Diario de Cuba.
Los túneles se comenzaron a construir en cada escuela, hospital y centro de trabajo, destinando millones de dólares en las obras que terminaron convertidas en albergues de mendigos, vertederos de basura y madrigueras de aguas albañales.
La mayoría de los refugios quedaron sin terminar, aseguró hace varios años Luis Risco, residente en Pinar del Río, a Martí Noticias. En su relato contó que en los años 90, cuando impartía clases en la Escuela Nacional del MININT, debió enviar a muchos de sus alumnos a trabajar en las obras.
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“En mi caso como director de una escuela militar tuve que enviar a los alumnos a trabajar en los refugios, pero en la parte civil también se movilizaron personas de todos los centros de trabajo para enviarlos a las labores”, aseguró.
Negligencia
José Ramón Borges, residente en Cabaiguán, asegura que hace unos años un señor se cayó por uno de esos huecos y perdió la vida.
“El comité militar, el poder popular y los Comités de Defensa de la Revolución son los encargados de darle mantenimiento a esos lugares pero la realidad es que hace más de 10 años a ninguna de esas instituciones les interesa el destino de los refugios”, denunció.
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Miles de toneladas de cemento, entre otros recursos, como el tiempo de cada estudiante y trabajador que dejaba sus roles para cumplir la orden del dictador, se emplearon en calmar el delirio fidelista, que terminó como la mayoría de su legado, en abandono y miseria.
Un reflejo de su desatinada visión de país, de su infantil visión del mundo, en el que se inventó enemigos y guerras sin haberlos más que en su propios odios y resentimientos, sólo para apoderarse de una nación y hacerse la víctima a la vez.
Redacción Cubanos Por El Mundo
