Periodista independiente, luchador de los derechos humanos y activista en pro del arte y la libertad de expresión: Mario Hechavarría Driggs, falleció a los 57 años en La Habana; según reseña Martí Noticias.
Hechavarría era colaborador de Cubanos por el Mundo y de diferentes portales noticiosos que defienden la democracia en Cuba. Llevaba meses luchando en contra de un cáncer de hígado que finalmente le arrancó la vida.
Vicente Morín Aguado, comunicador independiente y amigo cercano de Hechavarría, confirmó el hecho.
A Hechavarría, su postura contestataria con el régimen de La Habana le produjo frecuentes detenciones, citaciones, el aislamiento preventivo y la prohibición de viajar al exterior. Pero nunca dejó de luchar ni de escribir.
El 20 de septiembre, firmó en su blog La Santanilla, su último texto. Se refería al Decreto Ley 349 como una mordaza a la creación artística independiente en Cuba y lleva por título: “El silencio cómplice de los artistas indolentes”.
Sus últimas letras
“Resulta que en un país donde el estado es propietario sin excepción de todo el andamiaje que sostiene la creación artística: imprentas, galerías de arte, comercialización de instrumentos, insumos y demás medios materiales, hasta alcanzar a las empresas contratistas para ejecutar cualquier acción dentro y fuera del país; ahora una ley podrá según criterios que ejercerán inspectores y demás funcionarios estatales también, evaluar si es aceptable o no una creación artística, bajo penalizaciones severas ante las infracciones”.
“No hay arte independiente, no habrá artistas que puedan desafiar legítimamente el pensamiento oficial a la fuerza predominante. Retrocedemos no al ‘quinquenio gris’ del estalinismo tropical, como declarara la fundadora de la galería Espacio Aglutinador, Sandra Ceballos. Volvemos a la edad media con inquisidores incluidos, ahora auxiliados de uniformados que montan máquinas sobre cuatro ruedas; hábiles con sus grilletes, auxiliados de poderosos medios técnicos de observación”.
“Lo peor es que una mayoría de artistas, medianamente sensibles, acomodados en ingresos superiores; creen ocuparse del bien común al pedir la prohibición de ciertas prácticas verdaderamente de poco valor si de arte se trata. Sin ver que el NO empieza por lo que a primera luz parece saludable erradicar para darle luego patente de represión a cuanto moleste a los inquisidores; cazadores satisfechos de los irreverentes frente a ese poder absoluto de una élite con aureolas de divinidad infalible”.
Redacción Cubanos por el Mundo