Iris Ruiz, actriz y activista contra el Decreto 349 teme por el bienestar de su familia, puesto que ha sido citada para una “entrevista en Planificación Física”, después de haber sufrido una “inspección el mismo por la mañana” y de que una oficial de MININT estuviera averiguando si ella se ocupaba de sus hijos en el barrio.
Para la también esposa del poeta cubano, Amaury Pachecho, hoy las amenazas alcanzan tintes más dramáticos.
“Se está tejiendo algo más serio sobre mi familia”, y no quiere decir, pero ha sido el mismo procedimiento de violencia contra las familias cubanas que han decidido oponerse.
De acuerdo con CubaNet, Ruiz teme que le estén preparando un “desalojo forzoso” de su casa y que eso le cueste “la patria potestad de sus hijos”, denuncia la actriz.
La familia de Iris es una de las que se oponen al Decreto 349.
Vivienda
Iris y Amaury son padres de cuatro niños y dos niñas y viven hace siete años en una casa de la que aún el régimen no “le acaba de dar los papeles”, y recuerda una vez más cuáles fueron las condiciones legales de la casa cuando en 2004 decidieron “ocuparla”.
“La casa estaba abandonada porque la señora que la vivía emigró para los Estados Unidos y estuvo 8 años, desbaratándose, sin que le dieran ningún uso social”, y agrega otros detalles, “la casa llegó al punto en que perdió las condiciones de habitabilidad y quedó en un limbo jurídico”.
En la investigación que los artistas realizaron para ver las posibilidades que tenían de legalizar la casa descubrieron que entre los interesados en el apartamento estaban “los delegados de la circunscripción para hacer las reuniones del CDR y del Consejo Popular” y no se lo daban porque “supuestamente había una heredera, pero no era verdad porque la dueña nunca tuvo hijos”, asegura Ruiz.
Sólo a los dos años y medio le pusieron el agua y la electricidad, pero nada aun de la propiedad. La situación de la casa se ha mantenido entre denuncias y chantajes de la Seguridad para mantener a la familia coaccionada.
El acoso contra las familias de los opositores es un procedimiento habitual, pero cuando están involucrados menores de edad los llamados oficiales de la Seguridad del Estado se ensañan más.
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Redacción Cubanos por el Mundo