Uno de los empleados del gobierno estatal en Ciudad Juárez, que está encargado de asignar un número a los migrantes que solicitan cruzar ordenadamente hacia Estados Unidos, confirma lo que se ve: “Hoy se registraron a 38”.
Los días en los que se apuntaban a más de 250 personas, de una media de cien, parecen haber quedado atrás en esta última semana y media, con unas 40 personas al día. El 90 por ciento de ellas, cubanas.
Es el efecto de las redadas en el sur de México, que ha ordenado Andrés Manuel López Obrador, el mismo que dio la bienvenida a los migrantes en la frontera con Guatemala al mes de ser investido como presidente de México.
Pero este recibimiento, para los que están de camino hasta Estados Unidos, fue el 17 de enero, hace poco más de tres meses. Ahora se mueve al ritmo de la presión del presidente de Estados Unidos, Donald Trump, que amenaza con cerrar la frontera con México si no controla el paso de inmigrantes por su territorio.
En el jardín del Centro de Atención a Migrantes (CAIM) de Ciudad Juárez (México), situado a pocos metros del puente fronterizo por el que son entregados a las autoridades estadounidenses para solicitar el asilo político, apenas hay hoy tres jóvenes conversando, según reseña CubaNet.
Un grupo permanece detenido desde hace casi un mes en las instalaciones migratorias de Tapachula, en el estado mexicano de Chiapas, frontera con Guatemala, a pesar de que aseguran que obtuvieron un documento, un amparo judicial, para poder transitar en México.
Testimonio
Uno de los que se encontraban en las afueras del centro migratorio es Reynier, que en Cuba laboraba como fisioterapeuta para niños con discapacidades.
El joven, que prefiere omitir sus apellidos por miedo, afirma que el amparo por el que pagaron 400 dólares a un abogado, cuando otros cubanos destacan que el amparo que ellos obtuvieron no tiene costo alguno, es válido, pero las autoridades migratorias mexicanas “detienen a inmigrantes con o sin amparo”.
Estas redadas, asegura, se realizan incluso en convocatorias que ofrece migración mexicana para dar información en lugares públicos y en sus instalaciones. Eso les ocurrió a sus amigos.
“La miseria es hacer miserable al hombre. Uno se siente mal, con el miedo de regresar a su país (si nos detienen)”, afirma Reynier.
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Redacción Cubanos por el Mundo