Todos atendiendo el llamado de auxilio. Desde los más jóvenes hasta los que, se suponía, estarían hoy disfrutando su retiro. Así narra su retorno un médico español que volvió a su profesión para servir en tiempos del COVID-19.
Carlos Fuster, de 67 años, retomó su vocación ante la gran cantidad de enfermos. El médico español aunque dejó el ejercicio hace dos años, llamó a su jefe para ofrecerse voluntariamente.
Días más tarde lo buscaban, al ver las emergencias desbordadas de pacientes, explica en entrevista con La Vanguardia.
Volvió a su bata y al hospital que lo acogió durante 20 años, el CAP Molí Nou de Sant Boi. Inmediatamente a su llegada, vio que había mucho trabajo por hacer, así como mucho miedo en la gente.
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Llegó a tratar pacientes que no implican el riesgo principal de contagio.
“Traté desde unas anginas hasta un cólico nefrítico, pasando por un lumbago o una otitis”. Explica que en el CAP le “cuidan mucho” y que son “los médicos más jóvenes los que están en primera línea”.
Pero la emergencia los ocupa a todos
“Estoy haciendo muchas llamadas telefónicas a personas que están confinadas en casa ya sea porque están infectadas o porque han estado en contacto con algún contagiado. Sigo su evolución. También controlo partes de baja”.
El médico español asegura haber estado decidido a regresar, porque es su vocación.Sin embargo, no lo abandona el miedo por su familia.
Su esposa, médico forense, sabía claramente que él regresaría a sus funciones. Le fabricó un tapabocas especial para él así como para 18 pacientes oncológicos de su hija, quien es enfermera en el Hospital Vall d’Hebron de Barcelona.
“Toda mi vida he sido médico y moriré siéndolo, al servicio de la gente”.
Redacción Cubanos por el Mundo