Dar para recibir. Así de sencillo. Un pizzero que lucha a duras penas por mantener su negocio a flote en medio de la pandemia del coronavirus, dio de comer a un extraño y recibió un regalo inesperado y una lección, si se quiere, celestial.
Alfredo Colimodio, pizzero y propietario de Sanford Pizza Company, dijo a los medios que cuando llegó el martes a trabajar se encontró un desconocido frente a la pizzería que le dijo tener hambre y que no tenía comida para satisfacer su apetito. Colimodio le dijo al hombre que le diera un par de minutos y minutos después le dio unos slices de pizza.
Justo después de eso, llegó al establecimiento uno de los clientes regulares de la pizzería.
El hombre le preguntí a Colimodio cómo le iba, y este le contestó que “ahí, más o menos”.
“Debido a las circunstancias, estamos haciendo lo mejor que podemos”, dijo Colimodio al recién llegado.
Fue entonces cuando este individuo se metió las manos en el bolsillo y le dio mil dólares.
Colimodio dijo que el gesto lo sorprendió por completo.
“No me di cuenta”, y señaló a los medios que el buen samaritano le dijo:
“¿Sabes qué? Gana $ 1,100 porque no quiero que pagues los honorarios que la tarjeta de crédito te va a cobrar”dijo el hombre que le dio los $1,000 dólares al pizzero.
“Estaba llorando, mira, tengo la piel de gallina , todavía hay mucha gente buena”, dijo Colimodio.
“Voy a poder pagar a mis empleados”,expresó.
Colidomio dijo que el cliente le pidió que no se usara su nombre, y le señaló que lo hizo de buena fe y no para ganarse su atención, ni saltar a la fama, ni nada por el estilo.
En esta anécdota hay muchas variables. Tal vez las palabras de Colidomio fueron las que incitaron a la “propina” del extraño; tal vez su respuesta hubiese sido otra, o hubiese sido la misma, pero hay mucha casualidad en haber tenido una buena acción y haber sido objeto de una buena acción minutos después.
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No está claro que exista una relación entre el hombre hambriento y el buen samaratino, pero lo que sí podemos afirmar es que si realizas acciones buenas en tu vida reiteradamente, siempre recibirás acciones buenas de respuesta a cambio. Quien hace bien, recibe bien. Y esa lección parece haberla aprendido Colidomio.
Redaccion Cubanos por el Mundo