Mal paga el diablo a quien bien le sirve. Un custodio que labora en la fábrica de tabacos La Casita Criolla, de Chambas, Ciego de Ávila, denunció ante los medios del régimen castrista lo que considera una “injusticia” pues terminó siendo multado por las autoridades de salud simplemente por cumplir con su trabajo.
Según relató al portal Juventud Rebelde, Rigoberto Fernández, el avileño multado de forma injusta, informa que el pasado 24 de febrero la directora y otra trabajadora del centro dieron positivo para coronavirus, por lo que se ordenó a los trabajadores aislarse en sus casas.
En el caso de los custodios, como él, se les pidió mantener sus turnos para resguardar los recursos, ya que igualmente estos realizan su trabajo en solitario.
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“La orientación fue de Julio Antonio Torres, jefe de Producción, y Ricardo Varona Pestana, director de la Empresa Agropecuaria de Florencia. Ambos confirmaron haber hecho las consultas necesarias en tal sentido”, señala el medio oficialista.
Sin embargo, Rigoberto decidió llamar al Consejo de Defensa Municipal para informar sobre el nuevo plan laboral que se aplicaría en la fábrica de tabacos. Allí le respondió una persona llamada Yudelsy Gutiérrez Pestano, quien aseguró estar en pleno conocimiento de lo que está ocurriendo, pero que aún no podían contactar a la Directora de Higiene y Epidemiología de Chambas.
La llamada de Rigoberto era para pedir orientación sobre si debía irse o mantenerse trabajando, pese a lo informado anteriormente por sus jefes, a los que el CDM le respondió que se mantuviera en su puesto de trabajo.
No pasaron ni cinco minutos cuando una inspectora del Ministerio de Salud Pública (MINSAP), identificada como Lisvania López, llegó para imponerle una multa de dos mil pesos cubanos, es decir casi su salario de un mes.
El custodio, molesto por haber sido multado de forma injusta, pagó la suma pero apeló a la misma. Pensando que recibiría algún tipo de justicia, la doctora Damarys Ferrón, directora Municipal de Higiene y Epidemiología, le comunicó que su apelación había sido denegada.
Asegura que esto ocurre por la enorme burocracia que reina en las entidades castristas y que si bien le perdida de dos mil pesos “duele” el daño es aún mayor a la moral de un trabajador como él.
“La pérdida de 2 000 pesos se siente, pero mucho más se sufre en lo moral, pues agobia y mortifica ser víctima de una situación inexplicable, a partir del acatamiento correcto de las orientaciones superiores”.
Redacción Cubanos por el Mundo