Quizás muchos no recuerden a Isidro Betancourt Silva y más personas aún no sepan quien es Dagmara Calzada Pérez, pero ver a esta última en primerísima fila en el encuentro que sostuvo el dictador cubano Miguel Mario Díaz-Canel Bermúdez con personal de la embajada y diplomáticos cubanos en Buenos Aires, Argentina, me hizo recordar esta anécdota que les juro no recuerdo en qué año fue, pero sé que fue justo antes de que el actual Jefe del Departamento Ideológico del Comité Central, Rogelio Polanco, llegara como Embajador de Cuba a Venezuela.
Aclaro: Isidro “El Ladrón” Betancourt también estaba en la foto de Díaz-Canel con el personal diplomático en Argentina.
Ambos estaban también en Caracas – Isidro Betancourt Silva y Dagmara Calzada Pérez – viviendo la dulce vida, cuando tocó la hora de sustituir a Isidro de su misión y sucedió esto que ahora les cuento.
He tratado de recordar el nombre de su relevo, pero estar ya rozando los 60 años provoca algunas lagunas en mi mente. Sin embargo, sí recuerdo, que este hombre era una lumbrera y cuando llegó y empezó a hacer cálculos y sacar cuentas, que parece lo mismo pero no lo es, descubrió que había un faltante de pin…
Comenzaría así un breve periodo, pero intenso, en la vida de Dagmara Calzada Pérez y su esposo Isidro Betancourt que los tuvo sin dormir durante un buen tiempo.
Los que estaban en la misión esclava en Caracas, defendían mayoritariamente a Dagmara, argumentando que Isidro Betancourt era el ladrón, por cuanto era él quien estaba a cargo de aquello que presuntamente se robó, desvió o desfalcó. Otros decían que ella también era culpable, porque seguramente lo sabía y hasta lo había disfrutado.
La verdad es que llegó Polanco a Venezuela y aquello se embarajó, se congeló en la memoria. Ambos, Isidro Betancourt y Dagmara Calzada regresaron a La Habana, y aquí no ha pasado nada.
La gente, sin embargo, afirmaba que ni Dagmara ni el ladrón de Isidro, volverían a salir al extranjero de misión pues habían perdido la categoría de confiables.
Sin embargo, Isidro Betancourt, que fue Director en Radio Habana Cuba, “reventó” para arriba, luego del encubierto escache en Venezuela terminó como Director Nacional de Propaganda en el Sistema de Radio en Cuba. O sea: como todo un peje gordo en la Radio.
Ella, que había trabajado en Radio Reloj, fue a parar al Centro de Prensa Internacional; hasta que juntos, volverían a salir al extranjero, de donde no han regresado.
Esto se logró, cuentan las malas lenguas, gracias al regreso de Polanco a La Habana. Polanco, al frente del Departamento Ideológico, hizo votos muy fuertes para que Dagmara volviera a coger su viajecito al extranjero. Y claro, con ella, su esposo.
La última vez que los vi juntos fue en el año 2020, mascarilla mediante, cantando el himno nacional cubano en la embajada, en Argentina; separado él de Dagmara.
Un año después, el 28 de enero de 2021, posteó él una foto en su perfil de Facebook junto a ella, parados ambos frente a un busto de José Martí.
“Ella estuvo en Venezuela en la época de Polanco, como Jefa de prensa. Sé que coincidieron en Venezuela y que fue Polanco quién le echó el salve. Y un salve solo se le tira a alguien que tú ya conoces,” dijo bajo condición de anonimato un estudiante de Periodismo en la época en que Dagmara estudió Periodismo y que, por ser del interior del país, coincidió también en la beca de Fy3ra con ella.
La misma fuente agrega que fue Polanco quien mandó de segunda Jefa de Misión en Argentina, a Dagmara Calzada.Y con ella, a su marido. ¿De qué? No tengo la menor idea.
Isidro, luego del explote en Venezuela y antes de irse para Argentina
Y allí estaba ella, perrísima, vestida de manera muy sencilla, en primera fila, escuchándole la muela de Díaz-Canel. Ella, de segunda de Pedro Pablo Prada Quintero, el embajador cubano en la Argentina.
Ella, la ex esposa de Isidro Betancourt Silva, “El ladrón”.
Él, otra vez separado de ella, más cercano a Bruno Rodríguez Parrilla; porque si algo ha sabido este ladronzuelo hacer todos estos años, es juntarse con gente poderosa para que, en caso de que vuelva a meter las manos como las metió en Venezuela, le salven la campanilla.
nota que seguro te interesará leer: Una anécdota del pega tarros Polanco y una arrastrá por el suelo en Fama y Aplausos
