Cuando se trata de miserias castristas reconocidas por el propio oficialismo cubano, hay que sin dudas ir “a la mata”: la sección Acuse de Recibo del diario Juventud Rebelde.
Allí encontramos a cada rato, verdaderas perlas dentro de la burocracia comunista que impera en la isla.
Gente que pasa meses por corregir o recibir una certificación de nacimiento. Alguien que lleva 20 – o más – años tratanto de legalizar el Título de Propiedad de su vivienda. Uno que no puede enterrar a su madre o exhumar sus restos; y hasta historias de personas que ha descubierto cómo han sacado a los restos de sus familiares de una tumba para meter otro dentro.
¡Y ni contar aquellos que descubrieron que se perdieron los restos de su padre o madre!
Las miserias castristas son tantas, que a veces descubrimos historias de madres luchando en un Cuerpo de Guardia de un hospital con su hijo enfermo bolao en fiebre, mientras dos y tres enfermeras o médicos, sin hacer nada, la miran con desgano, sentados, echándose fresco en los mismísimos testículos y vaginas.
Es la imagen más real y decadente del castrismo.
En una sociedad donde impera la desinformación y el secretismo, encontrar estos ejemplos palpables de miserias castristas, que demuestran a las claras cómo es que verdaderamente (no) funciona el sistema imperante en la isla, es morirse dándole a los pedales.
O cruzar el Niágara en bicicleta, como diría Juan Luis Guerra.
Historia número uno (o 500 mil, da igual)
Reinaldo Fabián Aguilera Faure (calle 175, No. 28405, entre 284 y 290, reparto Camilo Cienfuegos, Matanzas), escribe por 7ma vez al Juventud Rebelde para ver si alguien se compadece de un problema que dice le ha provocado “daños y molestias a la salud y la paz de él y su esposa”.
Un problema sin solución aún.
Escribió por 1ra vez el 13 de diciembre de 2018; recibió “respuesta” el 10 de febrero de 2019.
Sin embargo, el 3 de marzo de 2020 volvería con su segunda queja y decía:
«El problema persiste, todo sigue igual o peor…».
Escribió por 3ra vez el 14 de noviembre de 2021; el 2 de febrero de 2022, la cuarta queja. Su quinta carta, el 14 de abril de 2022. La sexta, el 4 de julio de ese mismo año.
El pasado 15 de enero volvió a escribir Reinaldo Fabián, por séptima vez.
Su caso se resume en esto: Un vecino, artesano con taller en su propia casa, fundía metales; y los gases invadían la casa de Reinaldo. Él no puede ni respirar, apenas dormir. Reinaldo padece de hipertensión arterial y cardiopatía isquémica. Su esposa es diabética, alérgica y con problemas en la piel.
Reinaldo ha ido a el Gobierno provincial en varias ocasiones. Se cansó de ir al Citma porque no resuelve el problema. Solicitó entrevista con el Gobernador. Fue al Partido provincial y pedí entrevista con la Primera Secretaria. Ha ido a Salud Pública, ha hablado con el Delegado provincial del Citma, el Jefe de la PNR, el Fiscal jefe en el municipio, la Asociación Cubana de Artesanos y Artistas y el Director provincial de Trabajo y Seguridad Social».
Ninguno le ha resuelto el problema.
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