El Jefe Ideológico del Partido Comunista de Cuba, Rogelio Polanco, concedió una entrevista a Rebelió en la que no habló más fana porque se le acabó el tiempo.
Rogelio Polanco Fuentes, Jefe Ideológico del Partido Comunista de Cuba, concedió una entrevista al izquierdoso portal Rebelión, en la que hizo galas de su fana más excelsa, porque si de habla fanas se trata en Cuba, Polanco está en el Top Ten.
Por supuesto, con preguntas tan tontas por parte de su interlocutor, no le fue difícil lucirse a Rogelio Polanco, que para garantizar su puesto en el Partido Comunista de Cuba y seguir chupando de la teta y las prebendas roboilusionarias, agarró una vieja partitura y se puso a tocar un sainete trasnochado.
“Tenemos que hacer como los independentistas cubanos, los mambises en la Guerra de Independencia, como los integrantes del Ejército Rebelde en la Sierra Maestra: arrebatar esas armas a nuestro enemigo. Aprender a dominarlas y usarlas para nuestros propios objetivos”, expresó Rogelio Polanco a la pregunta de sí el país sería capaz de contrarrestar el discurso “enemigo” en las redes sociales.
Rogelio Polanco olvidó que esa idea la tuvo hace ya muchos años el Cenicero Andante, cuando creó la UCI y dio paso a la formación de un contingente de jóvenes “guerrilleros” de las redes sociales, que con el paso del tiempo, y con el lógico acceso a Internet, se dieron cuenta de la realidad acá afuera.
Jóvenes que descubrieron que lo que se les contaba del capitalismo era tan falso como una peluca de Hayla María Mompié, y se desencantaron de la tarea asignada. En lugar de “combatir al enemigo en las redes”, lo que hicieron fue aprovechar las redes para conocer una chica extranjera, enamorarla, prometerle Villas y Castillas, además del lógico amor eterno, graduarse y largarse del país con un título de informático en la mano.
Esa fórmula ya gastada, probada, añeja y maloliente, ya no engaña a nadie, pero Rogelio Polanco insiste en que para salvar la Roboilusión hay que “arrebatar las redes sociales al enemigo”.
Lo más bonito de su fanatea es que reconoció que el inculto Hombre Nuevo cubensis, no está preparado para eso.
Mal que le pese, lo que está produciendo la fábrica, con honrosas excepciones es gente que prefiere enajenarse con un mal reguetón, antes de aprender a utilizar las “herramientas” a su alcance para “hacer Revolución”.
Rogelio Polanco dijo que estas son manipuladas y amañadas contra los intereses de nuestras naciones”.
Ahondó en que entre “todos” hay que enfrentarse “al impacto nocivo de esas tecnologías” y ya casi a punto de su orgasmo revolucionario dijo que se deben “lograr legislaciones internacionales que permitan limitar el uso de las tecnologías para la guerra y para generar enfrentamientos entre grupos humanos y naciones”.
Otras perlas de su fanosa intervención se refieren a la “labor extraordinaria de nuestro pueblo para que esta tecnología de la información y la comunicación se utilice de una manera enaltecedora, una manera diferente a la que han sido diseñadas y utilizadas por parte del imperialismo”, que visto desde la distancia no es otra cosa que retuitear los tuits de Díaz-Canel y la Machi, y compartir en Facebook los post de Con Filo.
“Tenemos, dijo, “la imperiosa necesidad de, en medio del bloqueo, avanzar en la transformación de nuestra economía, para crear las bases, para generar la prosperidad que tanto necesita nuestro pueblo y que tanto nos merecemos”.
Ni el mismo se cree lo que dijo.
«Las transformaciones tienen que ser profundas», dijo el también Jefe Ideológico del Partido Comunista de Cuba
Esa quimera en su pensamiento constrasta con la realidad siguiente: cada vez son más las personas que prefieren sacrificarlo todo y largarse la isla, antes de quedarse dentro de Cuba a transformar nada. En grandísima medida debido a que el gobierno al que representa Rogelio Polanco, ha imposibilitado durante 63 años a los cubanos que pueden participar y transformar la vida política del país en que viven. En un país sostenido con mano de hierro, todo cambio, incluso el económico, pasa por el sesgo político.
«Las transformaciones tienen que ser profundas», dijo, pero ni él mismo sabe qué quiso decir con eso, porque él, camaján al fin, sabe de sobra que dentro del totalitarismo instaurado en la isla, no hay cambio posible, a no ser que él y sus jefes se larguen del país y dejen a la isla y a los cubanos de dentro y fuera, decidir su destino.
“Solamente generando riquezas materiales producidas por el ingenio y la capacidad de nuestro pueblo, en medio de estas circunstancias adversas, será posible tener mejores condiciones económicas para hacer frente a ese adverso panorama internacional. Y hacerlo de manera innovadora, creativa”, dijo Rogelio Polanco pero, ¿quiénes van a generar esa riqueza?
La inmensa mayoría de los casi 300 mil cubanos que durante un año y unos meses han llegado por fronteras a los EE.UU. son jóvenes. Fuerza laboral activa. Los que quedan, se ven a diario en las colas frente a las oficinas del Carné de Identidad para actualizar sus documentos, hacerse un pasaporte e irse de Cuba. ¡Para donde sea!
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A no ser que Rogelio Polanco cuente con los cañengos combatientes de la Revolución, y con la sarta de ocambos que se quedaron anclados en el 1963 y la Crisis de Octubre – o del 61, con Bahía de Cochinos – no sé quién diablos resistirá en Cuba de manera “creativa” para impulsar el desarrollo de un país en fuga.
Ya convulsionando – los orgasmos políticos son así de poderosos – Polanco dijo que el país ha llevado adelante “importantes transformaciones en diferentes ámbitos de nuestra economía que permiten desarrollar nuestra empresa estatal socialista y otros nuevos actores económicos que incluye formas de gestión no estatal, pero con una identidad social socialista, que no sean para socavar nuestro proyecto nacional, sino para incrementar las posibilidades de empleo y el aporte económico desde otras formas de gestión”.
Si no fuera tan soberano su descaro, cualquiera se reiría con lo dicho por Rogelio Polanco.
Sin embargo, Rogelio Polanco quiso hacernos creer que con estos cambios, se podrá “incrementar” la producción de alimentos y de medicamentos, además de “la innovación en los diferentes ámbitos de nuestra economía y de los servicios”, cuando es de todos conocidos que Cuba se ha convertido en un país importador hasta de la carne de cerdo. No solo de la carne de cerdo. ¡Cuba importa hasta azúcar!
“Cada vez más estamos estimulando, generando nuevos derechos y nuevas estructuras para que la participación ciudadana sea más efectiva”, y habló de que esto se ha logrado “con un alto nivel de participación democrática y un elevado control popular”. Seguramente confundió la alta participación popular con el estallido social de julio de 2021.
Lo único certero que dijo es que “la actual dirección de la Revolución mantendrá el acompañamiento de la inmensa mayoría de nuestro pueblo”.
Eso, si se entiende bien, quiere decir que la vida paupérrima que lleva el cubano, que sobrevive de milagro prácticamente, entre apagones y carencias, cayéndole detrás a camiones y carretas que suponen ellos traen algo de comida para vender, seguirá siendo regida por el PCC.
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“Junto con la recuperación económica también nos preocupa la regeneración del alma del país. En ese sentido, requerimos fortalecer la educación desde los valores, lacerados por el bombardeo nocivo en las redes sociales y las comunidades, donde debe reinar el optimismo y el compromiso”, dijo el encargado de la estrategia ideológica del PCC en la isla, que casi seguramente está más que convencido que eso es toda una fanfarria y una vil mentira, pero que trepado encima del mulo comunista, no puede hacer otra cosa que arrear la bestia, rezándole a las mil vírgenes para que no le pase como a Genaro.
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