Un artículo publicado en Yahoo News nos revela la historia de varios cubanos, entre los que destaca Félix Enríquez, quien ha pasado décadas restaurando y manteniendo motocicletas Harley Davidson en Cuba.
A pesar de las limitaciones y obstáculos económicos del país, el mecánico cubano Félix Enríquez, través de su trabajo, ha formado una comunidad de amantes de las Harley Davidson en Cuba y ha hecho contribuciones a la preservación de la cultura de las motocicletas en la isla.
Aunque actualmente la importación de piezas y materiales para las motocicletas Harley Davidson es difícil, Félix y otros entusiastas siguen trabajando para mantener sus motocicletas en buen estado.
El artículo profundiza en la situación económica y política de Cuba, y cómo esto ha afectado la posesión y mantenimiento de motocicletas Harley Davidson en la isla. Debido a las sanciones y embargos económicos, el acceso a piezas y materiales para las motocicletas es limitado, lo que ha llevado a los entusiastas a ser muy creativos a la hora de reparar y mantener sus motocicletas. También se menciona cómo Félix ha sido capaz de construir una red de contactos y colaboradores en todo el mundo que lo ayudan a obtener las piezas y materiales necesarios para reparar las motocicletas.
El artículo también destaca la importancia cultural de las motocicletas Harley Davidson en Cuba, y cómo la comunidad de entusiastas ha contribuido a mantener viva esta tradición en la isla. Félix ha sido fundamental para fomentar esta comunidad, organizando eventos y reuniones en torno a las motocicletas Harley-Davidson, y ha inspirado a muchos jóvenes cubanos a involucrarse en la cultura de las motocicletas.
Según resumen varios diarios franceses que se hicieron eco de la noticia, alrededor de unas unas 200 Harley-Davidson aún ruedan en la isla.
Muchas de ellas son auténticas “viejas”; la mayoría están reparadas, han sido transformadas, u en general todas son mimadas por los entusiastas amantes de este tipo de vehículo.
Según la publicación hecha desde La Habana por la agencia AFP, una vez al año, desde hace diez años, se reúnen durante un fin de semana largo en Varadero, balneario a 145 km al este de La Habana, para “compartir la pasión”, según explicó uno de los organizadores, Raúl Brito, de 60 años, orgulloso dueño de un 1960. Las motos Harley Davidson fueron el “último modelo en entrar a la isla” tras la revolución de 1959.
“Hasta esa fecha, las Harley-Davidson, la más legendaria de las motocicletas americanas, se contaban por miles en la isla, donde incluso la policía las equipaba. Entonces la estigmatización de todo lo que venía de Estados Unidos en los primeros años del poder comunista los arrojó a la sombra, pero sin poder jamás apagar la llama de los aficionados,” expresa AFP.
Sin embargo, en la isla hay quien tiene más de una moto, como es el caso de Antonio Ramírez, de 60 años, ex taxista de La Habana convertido en mecánico, quien posee cuatro Harleys, incluido un triciclo naranja personalizado.
Sergio Sánchez, un mecánico profesional de Pinar del Río, habla sobre el problema con las piezas de repuesto:
“Antes era más difícil, había que inventarlo todo. Hoy es más fácil importar las piezas, pero todavía hacemos muchas a mano”, explica
De hecho, “no quedan muchas Harleys originales, casi ninguna, por la falta de piezas”, explicó Sergio fue este año a Varadero en una Harley blanca y negra de 1947, similar a la que usaba la policía en aquella época.

Quién más lejos viajó fue Carlos Pupo Sablón, que recorrió los 660 km que separan a Varadero de su provincia de Holguín (este), y ganó el premio al participante que recorrió la mayor distancia para llegar al Rally.
Pupo adquirió su moto Harley Davidson gracias al aporte hecho por un amigo canadiense que le facilitó 15 mil dólares, para que él pudiera comprar la moto, en poder de una familia “desde que salió de fábrica en 1951”. A cambio, el canadiense le pidió usar la moto cuando él visite Cuba.

En resumen, el artículo ofrece una perspectiva interesante sobre cómo la pasión y la creatividad pueden superar las limitaciones económicas y políticas, y cómo una motocicleta puede unir a una comunidad a pesar de las circunstancias difíciles.
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