El poblado de El Caney, en Santiago de Cuba, que era conocido por su producción de mangos, ya no tiene frutas para las compotas.
Y esto se nota en la inestabilidad en la distribución de compotas normadas que ha permanecido durante años, y en la paralización de la línea de este alimento en la fábrica de conservas de frutas y vegetales “El Caney”.
El más grande duelo para los cubanos de la zona es que, El Caney, después de ser un “emporio de frutas”, cuya calidad y la tradición del personal en la obtención de las mejores pulpas de Cuba la bautizaron, como “fábrica de compotas”, ahora ha quedado en ruinas, como la dictadura ha dejado al resto del país.
Pero en El Caney, no solo no hay frutas para realizar las compotas, sino que tampoco hay materia prima para los envases, porque de eso también hay escasez en toda la isla.
En El Caney no solo se producían grandes cantidades de compota, sino también tenía su liderazgo en el procesamiento del mango, la elaboración de mermelada, tajadas en almíbar y pulpa natural, para diferentes destinos de Cuba.
El reporte del diario castrista Sierra Maestra, especifica que la directora de la unidad empresarial de base, Santiago, de la Empresa de Conservas de Frutas y Vegetales, Zoe Hernández Silegas, reconoció que la carencia de cajas de madera, cajas paletas y de parles; el insuficiente transporte de montaña y limitaciones de combustible para cubrir las rutas de acopio, afectaron la cosecha con pérdidas de frutas en el campo.
El régimen comunista ha terminado con todo el país y la producción que algún día pudo haber, con su miseria y desinterés por los temas alimentarios y necesarios para que los antillanos tengan calidad de vida.
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Redacción Cubanos por el Mundo