Contentos en Sancti Spíritus por “quedada en USA” de periodista oficialista de Prensa Latina

La noticia de que Elizabeth Borrego Rodríguez, corresponsal de Prensa Latina en la sede de Naciones Unidas, decidió no regresar a Cuba y quedarse en Estados Unidos ha generado cierto revuelo en Sancti Spíritus, su tierra natal; especialmente entre conocidos y ex colegas del gremio periodístico.

Aunque en los medios oficiales reina un silencio sepulcral sobre el tema, en “los pasillos” de las redacciones espirituanas, especialmente en el Escambray, se respira un aire de aprobación e, incluso, admiración por su decisión.

“Cuba está de madre”, confesaron par de periodistas locales a una fuente, refiriéndose a la profunda crisis económica que atraviesa la isla.

“¿Para qué iba a volver? Lo mejor que hizo fue quedarse”, señalaron los menos, en privado y mirando a las cuatro paredes, mientras evitaban cuidadosamente cualquier declaración pública que cuestionara el sistema que empujó a Elizabeth a tomar esta decisión.

La ironía no podría ser mayor: quienes en privado la apoyan, en sus tribunas oficiales siguen alabando un modelo que se cae a pedazos.

Borrego, hija del fallecido Juan Antonio Borrego Díaz, un reconocidísimo periodista espirituano, ha dejado a su madre sola en Cuba, lo que no ha pasado desapercibido entre quienes la conocen. Según los rumores, su madre está enfrentando este nuevo capítulo de su vida con resignación, mientras los que conocen a la muchacha, especulan que Elizabeth no tardará en mandar recargas telefónicas, combos de alimentos y algún que otro dinerito para ayudar. Porque, seamos sinceros, ¿qué cubano que emigra no termina siendo una sucursal no oficial de Western Union para los que se quedan? Además, todos aseguran que es una excelente muchacha, muy buena; e hijo bueno que se respete, manda pacotilla.

Las reacciones en el Escambray

En el periódico Escambray, donde trabaja una tía de Elizabeth, el tema es un tabú absoluto. Ni una palabra sobre la decisión de la periodista de quedarse en Estados Unidos ha salido de la redacción, aunque en los pasillos el chisme corre como pólvora.

“No se habla del asunto”, comentan algunos, como si mencionar el caso pudiera abrir una caja de Pandora que muchos prefieren mantener cerrada.

“Yo creo que hasta Elsa Ramos está contenta,” dijo nuestro informante a modo de broma porque, afirma, ni muerto se le atrevió a preguntarle a esta veterana del periodismo oficialista en la central provincia.

Lo gracioso de todo esto es que nunca, nunca, falta la famosa “Teoría de la Conspiración”. Los que conocen a su esposo, aseguran que este “es del aparato”.

“Tremendo personaje ese. Trabajaba en La Habana, en ETECSA. Tiene tremenda cara de seguroso. Seguro ha sido toda una jugada para infiltrarlos allá. Lo disfrazaron de fotógrafo para mandarlo a Prensa Latina y ahora esto… ¡a mí no me engaña nadie!”, dijo bajo anonimato una persona que asegura conocer a ambos.

“Eso es falso”, dijo por su parte una persona conocedora del asunto. Elizabeth sí se quedó”, afirmó.

Sin embargo, esta última persona al preguntársele sobre si se había quedado sola o los dos se habrían quedado dijo no saber.

¿Es posible que todo esto sea una “encomienda”? Bueno, siempre hay versiones y versiones; pero lo cierto es que la decisión de Borrego no es un caso aislado. En los últimos años, Prensa Latina ha perdido decenas de periodistas, muchos de los cuales han optado por quedarse en los países donde fueron enviados a trabajar.

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Sin embargo, la salida de Elizabeth resalta por su contexto: era corresponsal en una de las posiciones más prestigiosas de la agencia y una figura joven con proyección dentro del periodismo oficialista. Su “quedada” no es solo un acto de valentía personal, sino un reflejo de las condiciones que enfrenta una generación que ve pocas, si es que alguna, oportunidades en su país.

A pesar de ello, los colegas espirituanos que celebran en privado la decisión de Elizabeth no parecen dispuestos a dar el paso de cuestionar abiertamente el sistema que los mantiene en una situación similar. Es como si aceptaran que las cosas están mal, pero sin el valor para gritarlo desde los techos. Al final, el ciclo continúa: los que se van mandan remesas y los que se quedan sobreviven con ellas, mientras el elefante en la habitación, el fracaso del modelo, sigue ignorado. No pocos de esos que “se quedan”, luego aparecen haciendo lobby a favor de Cuba. Otros, se vuelven críticos acérrimos, a pesar de que su pasado era más rojo que la sangre y más “zurdo”, que Jorge Luis “Tati” Valdés y Faustino Corrales juntos.

Un futuro incierto, pero lejos de la isla

Mientras tanto, en Sancti Spíritus, las especulaciones sobre el futuro de Elizabeth no cesan. Algunos creen que seguirá en el periodismo, esta vez en un medio independiente en Estados Unidos; otros piensan que se alejará de la profesión.

Lo único claro es que su decisión ha marcado un antes y un después para quienes la conocieron y trabajaron con ella. En palabras de uno de sus antiguos colegas, “hizo lo que todos quisiéramos hacer si tuviéramos la oportunidad”.

¿Cuántos más seguirán sus pasos? Solo el tiempo lo dirá, pero una cosa es segura: en Sancti Spíritus, hoy muchos están contentos por Elizabeth… aunque jamás lo digan en voz alta.

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