Dentro de las promesas realizadas por el presidente de EEUU, Barack Obama, durante su primera campaña presidencial se destacó la de cerrar la cárcel de Guantánamo, un presidio ubicado en un extremo aislado de Cuba, a 831 kilómetros de La Habana.
No obstante, ni en su primer mandato presidencial ni en el segundo, el carismático presidente estadounidense pudo consolidar su deseo.
Esto ocurrió, en parte, porque el congreso no le permitió al primer mandatario, transferir los presos de aquella inhóspita cárcel hacia EEUU.
Los primeros detenidos llegaron a Guantánamo hace 15 años, en enero de 2002. En uno de sus momentos más álgidos llegó a albergar a 700 presos.
Según revela el diario español BBC, en estos momentos solo quedan menos de 60 detenidos. La mayoría de los detenidos restantes se encuentran ahora en el llamado Campo Seis.
No obstante, el 20 de enero ya está próximo, fecha en la cual el magnate republicano Donald Trump asumirá la presidencia de EEUU y en la mente de los presos restantes se generan muchas dudas.
VER: Trump considera “peligroso” liberar presos de la bahía de Guantánamo
Pero ¿Qué significa para los presos de Guantánamo la llegada del presidente Trump?
Peter Clarke, comandante de la Fuerza Conjunta de Guantánamo, refirió para BBC:
Los detenidos tienen preguntas: ¿se van a detener las transferencias cuando el nuevo presidente asuma el cargo el 20 de enero? No sabemos, no saben, sus abogados pueden especular, pero nadie lo sabe
Según refiere el diario español El País, Donald Trump quiere parar de inmediato a la liberación de presos de la cárcel estadounidense en la base naval de Guantánamo, donde casi la mitad han sido declarados transferibles.
“No debería haber más liberaciones de Gitmo” (abreviatura de Guantánamo), afirmó el presidente electo en un tuit y agregó:
Son personas extremadamente peligrosas y no se les debería permitir regresar al campo de batalla
Y según señala el portal del Diario Las Américas, el futuro secretario de Defensa, James Mattis, también es de la opinión que no hay que dejar en libertad a esos reos.
La situación, obviamente no parece sencilla de resolver. Se constituye en un complejo entramado de intereses y posturas, donde habrá que esperar, al menos, los primeros cien días de mandato del nuevo presidente de EEUU.
