Van caminando por la calles habaneras y sólo escuchan cuando les dicen “esos son Santa y Andrés“, así lo relatan Lola Amores y Eduardo Martínez, protagonista del filme que fue censurado el la Isla por exponer la realidad de la sociedad bajo el régimen de Castro.
En entrevista con el diario El nuevo Herald, los actores aseguran que la producción se encuentra en Cuba y es vista por los isleños a pesar de la censura que le aplica el régimen tanto dentro como fuera de la Isla.
“A veces vamos caminando por la calle, como siempre, como dos personas desconocidas [para el público] y de pronto viene una ama de casa o un niño y dicen: ‘mira, estos son Santa y Andrés’ y nos reconocen”
Los interpretes se encuentran de visita en Miami promocionado en estreno comercial de la cinta que será en el Teatro Tower del Miami Dade College el viernes 28 de abril a las 8 p.m.
La producción a cargo de Carlos Lechuga, ha cosechado buenas críticas a pesar de ser censurada en el Festival de Cine de La Habana y en el Havana Film Festival de Nueva York, ambos casos por intromisión del régimen de cubano..
Este filme molesta a la dictadura porque resalta las barbaries de cómo son tratados quienes no comulgan con su ideología comunista. Andrés un escritor homosexual con problemas ideológicos, se encuentra con Santa, una oficial del régimen que es enviada a que lo vigile por considerarse un artista “gusano”.
El tema, que ya ha sido abordado en otras películas con anterioridad, resalta por sus crudas escenas de vejamen y por ir más allá del típico discurso comunista de los Castro.
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Contra la censura
La película en Cuba puede adquirirse a través del llamado “Paquete Semanal”. Los actores, quienes además son pareja, desconocen el porqué el régimen decidió censurarla, ya que a su juicio no hay razón alguna para hacerlo.
“La película tiene que ver con la unión de estos dos seres tan solos, con ideas políticas diferentes, que al final se necesitaban el uno al otro”
Amado y Martínez trabajan desde hace años en un grupo teatral llamado La Isla Secreta, fundado por ellos y acondicionado en un apartamento convertido en sala de teatro en Centro Habana donde caben aproximadamente unas 20 personas, son miembros del Consejo de Artes Escénicas y como cualquier cubano en la isla “tienen que zapatear la comida y cocinarla”.
Ambos recibieron varias ofertas de trabajo tras el éxito de Santa y Andrés, por lo que tienen un gran camino por delante.
Redacción Cubanos por el Mundo / Con información de El Nuevo Herald
