Ser damnificado en Cuba no es una condición temporal, los afectados por ciclones pueden pasar años y toda una vida en la misma precariedad. En este caso las denuncias no son de personas afectadas por el paso de la tormenta Alberto, desde finales de mayo, ni por el huracán Irma el año pasado. Son víctimas del huracán Matthew en el oriente cubano, a la espera de ayuda estatal desde el año 2016.
Ismael Gamboa Linares, uno de los damnificados, denuncia las precarias condiciones de vida que comparte con su esposa y su bebé, en un reportaje de Emilio Almaguer titulado “Lo que el gobierno cubano nunca muestra”.
“Aunque trabajé 10 años para el gobierno no tengo ninguna ayuda. Necesito muchas cosas. Ahora sólo trabajo en un bicitaxi para tratar de cubrir las necesidades, a quien nos pueda ayudar lo agradecería mucho”, dice el damnificado.
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Ni baño
Félix Fernández Fernández, de 70 años, sigue penando por no tener ni un baño dónde hacer sus necesidades fisiológicas. Vive en un “rincón”, en el que duerme, cocina y mantiene recipientes que usa para evacuar, que luego vierte en la alcantarilla más cercana.
“Me dijeron que para mí no hay libreta porque no tengo propiedad de vivienda, por vivir en un rincón no me dan nada, que mal que a mis 70 años no tenga derecho a eso y que la vida siga igual”.
Eliseo Guilarte Cardoza, otro anciano que lo perdió casi todo tras el paso del ciclón en 2016, reitera el abandono gubernamental descrito por los otros vecinos.
“A mi el estado no me ayuda con nada, ni con chequera ni nada. Sobrevivo vendiendo botellas que recojo de la basura”, afirmó.
Redacción Cubanos Por El Mundo
