Ya es común saber que los socialistas no accionan lo que profesan con la boca, tal y es el caso del candidato demócrata en EEUU, Bernie Sanders.
Trabajadores de su campaña están protagonizando una revuelta contra el aspirante a la presidencia por no cumplir con ellos lo que pregona en su programa. En ese sentido, han denunciado que reciben “salarios de pobreza”, mientras él en sus discursos exige la aprobación de un salario mínimo nacional de 15 dólares por hora.
Las tensiones entre los empleados y el liderazgo de la campaña de Sanders las ha revelado «The Washington Post». Dicho diario que ha tenido acceso a correspondencia entre ambos en negociaciones salariales que arrancaron esta primavera.
Ganan menos de lo propuesto por Sanders
El problema está en los trabajadores de campo, el nivel inferior de la estructura de una campaña, solo por encima de los voluntarios. Estos empleados rastrean apoyos, organizan eventos y mítines, recaudan fondos y patean los distritos de sus estados en jornadas de sesenta horas semanales, por un sueldo de 36.000 dólares anuales, lo que equivaldría a una media por debajo de los 13 dólares por hora.
«Dado el compromiso de nuestra campaña por luchar por un salario digno de al menos 15 dólares por hora, creemos que simplemente es justo que la campaña cumpla ese compromiso con su propia plantilla de campo», explica una de las cartas intercambiadas entre trabajadores y el director de campaña, Faiz Shakir.
El aumento del salario mínimo nacional a 15 dólares/hora ha sido la bandera de Sanders durante años. El senador socialista ha participado en marchas y huelgas con trabajadores de compañías donde reinan los salarios bajos -como McDonalds y Walmart- y con empleados de universidades.
«Si trabajas 40 horas a la semana, no deberías vivir en pobreza», protestó este año el candidato.
No obstante, sus empleados dedican 60 horas semanales y viven ahogados económicamente.
«Muchos de los empleados de campo apenas pueden sobrevivir financieramente», lamenta una de las misivas. Que además responsabiliza de esta situación a que muchos hayan dejado la campaña.
Sanders alardeó de que su campaña era la primera en EE.UU. con los empleados afiliados a un sindicato. En las negociaciones entre campaña y empleados, estos últimos exigieron que su sueldo subiera a 46.800 dólares anuales, y 62.400 para los directores regionales.
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Redacción Cubanos por el Mundo