“¡Por favor me muero, ayúdame!”, esas fueron las palabras del padre de Raquel, quien falleció por COVID-19 (coronavirus) en España y no pudo estar a su lado, ante el riesgo de contraer la enfermedad.
“Mi padre murió llamándome y diciendo: ‘¡Por favor me muero, ayúdame’ y yo no le podía ayudar”, dijo la mujer en entrevista con Antena 3.
La dama afirma que lo “más duro” es no haberlo abrazado o “darle un beso antes de morir”.
“Esta enfermedad aísla por completo a los pacientes de sus familias, se sufre en solitario y se fallece también en soledad”, destaca la nota informativa.
Otras personas en España están sufriendo lo mismo que Raquel.
Fran, cuyo padre se encuentra grave en una Unidad de Cuidados Intensivos (UCI), expresa que el dolor “es no poder estar con ellos” en este momento difícil.
“El dolor no es tanto la enfermedad, que es dura y es complicada, el dolor es no poder estar con ellos”, asegura.
Diego es otro de los casos revelados por Antena 3.
Pese a que su madre logró salir del hospital, no tener certeza de cómo se encuentra su progenitora, no le deja descanso.
“La incertidumbre te lleva a comerte mucho la cabeza no saber lo que le puede estar ocurriendo”, reconoce.
España es el segundo país con mayor número de test de #COVID19 realizados.
— La Moncloa (@desdelamoncloa) March 31, 2020
➡️A diario se lleva a cabo una media de entre 15.000 y 20.000 test de diagnóstico.@sanidadgob trabaja para analizar al máximo número de personas posible.#EsteVirusLoParamosUnidos pic.twitter.com/LEE5odY0RB
Pero en el caso de Raquel, la esperanza se le fue por completo.
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“La doctora me dijo que estaban tan desbordados que no podían informar a la familia”.
Desde entonces, destaca la labor que está llevando a cabo el personal sanitario en España para combatir el COVID-19.
A Jesús le tocó vivir algo similar. Perdió a su abuela por coronavirus y afirma que no pudieron pasar los últimos momentos con ella.
“No hemos podido velarla”, lamenta.
Ángeles, aunque sí logró enterrar a su madre, indicó que un grupo máximo de ocho personas era lo permitido.
“Fue un entierro totalmente aséptico y desinfectado por así decirlo de sentimientos”, afirma.
Redacción Cubanos por el Mundo
