Lo peor del COVID-19 podría no haber llegado. Aunque América Latina tuvo la oportunidad de ver primero cómo se expandía el virus en Europa, la antesala podría no ser suficiente.
Nadie estaba preparado para lo que venía. Ni siquiera las grandes potencias del mundo, que ven a sus sistemas sanitarios cerca del colapso.
¿Bien así podrán países subdesarrollados de nuestro continente?
En el caso de los dos gigantes que nos ocupan, Brasil y México, trabajan para hacerse de respiradores artificiales y equipamiento sanitario, mientras quedan expuestos aún más sus ya frágiles sistemas sanitarios.
Lo que estarían por enfrentar el resto de países y la falta de recursos económicos para hacerlo, hacen que sea más difícil visualizar el panorama cuando el pico de la enfermedad llegue en las próximas semanas.
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Brasil trabaja en la fabricación de al menos 6500 respiradores, sin embargo, su entrega podría demorar varias semanas e incluso meses. Y mientras, el distanciamiento social no está dando resultados.
Con una población de 210 millones de habitantes, han podido realizar solo 63 mil test, de los que al menos 13 mil han resultado positivos.
Y la despreocupación con la que México entró hacia el COVID-19 tampoco ha sido una buena noticia. La paralización de la actividad económica se ha intentado, lo que es difícil en un país donde más de la mitad vive del día a día.
Mientras, los profesionales del sistema de salud público mexicano han protestado en los últimos días por las carencias a las que se enfrentan, tanto de preparación como de falta de material.
Ecuador por su parte ha sido el epicentro no solo de la enfermedad, sino de la catástrofe humanitaria. La incapacidad del Estado para retirar cadáveres desde los domicilios ha sido demostrada en videos que describen la emergencia.
Ecuador, el ejemplo más doloroso en América Latina
Bien así puede considerarse, que Ecuador es hoy el espejo del terror en el que se ve América Latina reflejada.
Argentina habría tomado medidas oportunamente. Lleva 20 días de confinamiento obligatorio, cierre de fronteras y la actividad económica en estado de hibernación. A principios de marzo, tomaron la única fábrica del país que produce equipos de respiración asistida y monopolizaron las compras de test importados.
Y el caso Venezuela es quizás el más preocupante, pues el país sin la llegada del COVID-19, ya enfrentaba una catástrofe humanitaria. Desde hace varios años, se ha denunciado el colapso del sistema sanitario.
#EnVivo🔴| Pdte. @NicolasMaduro Si nosotros no hubiéramos tomado las medidas a tiempo, hoy en Venezuela tendríamos más de 27 mil casos, más de 1000 fallecidos y 1620 en situación grave, no es tiempo de dar pasos atrás.#LaPrevencionEsLaClave pic.twitter.com/de0jotRCym— MIPPCI (@Mippcivzla) April 12, 2020
Sin embargo y guiado por la conveniencia – pues Venezuela no cuenta con gasolina para abastecerse- Nicolás Maduro suspendió las actividades escolares por este año académico y ordenó confinamiento obligatorio.
Aunque la medida oculta la aguda crisis de abastecimiento de combustible, que tiene a los venezolanos buscando surtirse en el mercado negro por 2$ el litro, no han tenido más opción que acoplarse a ella.
Otros países ya se ocupan en el impacto económico de la crisis. Es así como Colombia, pidió al FMI la renovación de una línea de crédito de 11.000 millones de dólares, luego de renovar el pasado 25 de marzo una cuarentena obligatoria que se extenderá hasta finales de abril.
Redacción Cubanos por el Mundo