Una cosa es la que se dice y otra muy alejada es la que se hace, esto ha aplicado siempre para las políticas hipócritas del régimen, quien a través de sus funcionarios en Santiago de Cuba, ha dicho que “no se podía perder ni un mango en la cosecha”, pero la verdad es que se perdieron miles, y lo que es peor, ante la vista indolente de las autoridades “competentes”.
Cuando el régimen castrista dijo a través de su máximo vocero, Díaz-Canel, que el limón es “la base de todo”, el mango no tenía idea de lo perjudicado que saldría en el asunto. Tal vez por ser la base de nada, esta fruta se pierde a diestra y siniestra por negligencia del Estado que no se encarga del respectivo acopio.
En Santiago de Cuba los campesinos han visto podrirse no solo los mangos dentro de los sacos, sino sus horas de trabajo para cosecharlos, a pesar de que en un falso discurso, las máximas autoridades provinciales dijeron que este año “no se podía perder ni un solo mango”.
Según cuentan los campesinos la pérdida del mango está dada a que se acopia solo el mamey, mientras que el de corazón, de Toledo, de papelina, de hilacha y los otros, se pierden porque el Estado no los acopia.
“Siempre se dice que se ha acopiado todo el mango en la provincia. Lo dicen por los medios de difusión, y la realidad es otra. Cada vez que un campesino escucha una noticia así se le revuelve el alma, porque ha sufrido en carne propia la pérdida de su mango”, afirmó Taimara Esparraguera, campesina residente de Santiago de Cuba.
El hecho es que mientras se pierde el mango en conjunto con el esfuerzo de los trabajadores que lo cosechan, los cubanos en general, se ven obligados a comprar la referida fruta a los revendedores a altos precios.
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Redacción Cubanos por el Mundo
