Cuando la perseverancia puede más que el hostigamiento castrista. El destacado periodista y escritor cubano Carlos Manuel Álvarez, logró colarse en la sede del Movimiento San Isidro en La Habana para poder ver, saludar y abrazar a los activistas que se encuentran en huelga de hambre desde hace seis días, exigiendo la libertad del rapero Denis Solis, condenado injustamente a ocho meses de prisión. A través de sus redes sociales, Carlos Manuel Álvarez informó que logró atravesar el cerco castrista que se encuentra alrededor de la sede del Movimiento San Isidro.
Expresó que esta proeza fue gracias a la intervención de “muchos amigos de muy distinto signo y condición” afirmando que los huelguistas van a “salvarse”. “Después de cuarenta y ocho ansiosas horas de viaje, en las que intervinieron muchos amigos de muy distinto signo y condición, he podido llegar a San Isidro. Acá permaneceré. Estos hermanos, y el resto de los huelguistas, van a salvarse, estamos aquí para eso. Denís Solis va a ser liberado de un proceso legal injusto e indebido”, dijo.
Carlos Manuel Álvarez fue recibido por los activistas en huelga de hambre dentro de la sede del Movimiento San Isidro con abrazos, apretones de manos y mucha alegría, admirándolo por su proeza, pero la realidad es que es el escritor quien los admira a ellos por su valentía, determinación y coraje. “El gobierno sabe dónde está la razón. He traído lo suficiente conmigo, el valor de mil paquetes de aduana: El Quijote, los diarios de Lezama y los sonetos de amor de Quevedo. Cuba es la forma en que soy y somos en el mundo, y si no estamos aquí, ahora, nos desfiguramos para siempre. Hermanos y hermanas: solidaridad, solidaridad, solidaridad”.
El escrito cubano, que reside en México, llegó a Cuba en un vuelo que salió de Miami y al parecer se trasladó directamente desde el Aeropuerto Internacional José Martí de La Habana, hasta la calle Damas 955, en la Habana Vieja, donde se encuentra la sede de la organización. Dicha zona ha estado cercada por los esbirros de la dictadura cubana, que impiden el acceso de todo aquél que pretende mostrar su apoyo a los huelguistas.
Incluso funcionarios vestidos de civil merodean la sede del Movimiento San Isidro, como esperando la oportunidad para “atacar”.
Redacción Cubanos por el Mundo
