Tres meses más tarde de que se promocionara la instalación de la primera fábrica de mascarillas (nasobucos) en Matanzas, Cuba, el primero no ha salido para la población. ¿Las razones? Varias, entre ellas, la burocracia que impera en el régimen cubano y que dilata cualquier proceso productivo.
Un reportaje del medio oficialista Girón, recoge parte del reclamo, de una compañía que según ofrecería a los cubanos mascarillas “con alma siria”, considerando que el proveedor de la maquinaria es Lway Aboradan, un ciudadano de origen sirio que hace vida en la isla.
La fabricación de las mascarillas en esta provincia de Cuba estaría a cargo de la empresa de confecciones textiles Unymoda, del grupo empresarial Gardis. Y aunque se han fabricado más de 250 mil mascarillas, permanecen acumuladas en la fábrica, según su administradora, Liudmila Pérez.
Incluso durante el cuarto rebrote de la COVID-19 en Matanzas, cuando los números de infectados superaban los mil, y con la planta en funcionamiento, no salió ninguna de estas mascarillas ni para el personal médico, ni para el personal.
![equipamiento médico coronavirus; mascarillas Matanzas](https://cubanosporelmundo.com/wp-content/uploads/2020/03/Mascarillas.jpg)
Quien entregó las máquinas para el proceso, Lway Aboradan, asegura que fue imposible lograr una Asociación Económica Internacional debido a los “muchísimos, muchísimos obstáculos” que debían enfrentar en un “proceso tan largo”, que no permitiría instalar la fábrica. Por ello, solo opera como proveedor de maquinaria y materia prima. Todo esto, en el contexto donde el régimen insiste, al menos públicamente, en llamar a la inversión internacional para el “desarrollo” económico.
Por favor lean el siguiente artículo en Cubadebate tomado del Periódico Girón, sobre la fábrica de mascarillas en Matanzas, una muestra del periodismo crítico que necesita nuestra #Cuba en estos tiempos. #SomosContinuidad.https://t.co/CYlJPbqqes— José F. (@JoseFMBCuba) October 3, 2021
Pero esta es solo una de tantas limitaciones, que van desde las limitantes para la capacitación del personal, la situación energética y las complicaciones para la exportación. Más de medio millón de mascarillas están guardadas, esperando que en algún momento, lleguen a su lugar de destino.
“Yo di tiempo de pago para que compraran la materia prima, fabricaran, vendieran y después me pagaran. Como empresario extranjero no entiendo, cómo un nivel de producción en medio de un momento de crisis aquí no se vendió, ¿por qué no se vendió?, yo pregunto igual que ustedes”, dice el inversionista.
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Redacción Cubanos por el Mundo