Una triste noticia conmocionó recientemente al pueblo de Aguada de Pasajeros, en la provincia de Cienfuegos, donde se reportó el fallecimiento de un niño de 4 años.
Se trata del pequeño Luis Miguel, quien perdió la vida tras sufrir complicaciones derivadas de la fiebre de Oropouche, un virus que ha mantenido en alarma a la isla en los últimos días.
A pesar de enfrentar otros padecimientos de salud, la agresividad del virus tomó por sorpresa a familiares y especialistas.
“Dos fuentes del pediátrico en Cienfuegos, que han pedido mantener el anonimato, confirmaron que se trata de la fiebre de oropouche y no dengue”, se lee en el reporte emitido en redes sociales.
Entretanto, este sería el primer caso de muerte documentado en Cuba a causa de complicaciones relacionadas con el virus Oropouche.
El deceso de Luis Miguel no solo ha devastado a su familia, sino que también evidenció la crítica situación que vive la población cubana.
De hecho, los mismos familiares del niño tuvieron que pedir a las autoridades de Cienfuegos el restablecimiento del suministro eléctrico en el circuito 43, donde se ubica la funeraria.
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Investigaciones indican que 263 niños han sido diagnosticados enfermos del virus, estadísticas que oculta el régimen sin pensar en la gravedad del asunto.
“La crisis energética, la falta de alimentos y medicinas, además de las condiciones higiénicas imperantes, han puesto a la población cubana en una situación desesperante”.
El Oropouche se sumó, hace pocos días, a la larga lista de preocupaciones y problemas con los que debe enfrentarse el pueblo en la cotidianidad; problemas que, por supuesto, deben resolver prácticamente solos, pues a la dictadura no le interesa en lo absoluto presar ayuda, abandonando a los cubanos a su suerte.
Redacción de Cubanos por el Mundo
