Joven cubano frente a una PC jugando / Foto: Referencia

La Internet surrealista de los “gamers” cubanos

Nov 8, 2016

Son las dos de la madrugada en La Habana y la alcoba de Anselmo, cubano de 18 años, hierve de raros sonidos y conversaciones. Pero no se trata de una fiesta o celebración alguna. El joven está pegado a la consola de su PC y en la pantalla se ve el paisaje alucinante de “World of Warcraft”,  uno de los juegos de moda en Internet.

Hay una Habana virtual oculta, a menudo surrealista, accesible solo para los iniciados que tienen una computadora y para los cuales sus ocupaciones cotidianas son apenas una fantasmagoría, porque “su” mundo más “real” está para ellos en los videojuegos, donde las distancias se miden en megabytes y pueden ser héroes y combatientes de un universo imaginario.

Cuando vuelva a salir el sol sobre el Malecón habanero, los ceniceros estarán llenos, las tazas de café vacías y habrá ganadores. Una jornada más de los gamers cubanos, que viven apasionados por los juegos de video en red.

Pero en un país donde solo las empresas estatales y los profesionales autorizados por el gobierno tienen Internet, Anselmo no tiene acceso a la red de redes. Sin embargo, juega todas las noches en una red subterránea que los entendidos denominan SNET.

¿Qué es SNET? Se trata de un conjunto de redes locales, creadas y estructuradas por cubanos de a pie, sin ayuda de ninguna institución oficial. ¿Cómo lo hacen?, muy sencillo. Usted tiene una PC, se las arregla para adquirir un “switcher” , un pequeño aparato electrónico que le permite conectar su máquina directamente con otras seis, ocho, doce o más, dependiendo de la cantidad de salidas que tenga el equipo. Si uno de los que reciben su señal tiene otro switcher, lo conecta a otros más, y así sucesivamente llegan a vincularse cientos de máquinas.

Lo singular es que en esta intranet surrealista, todo esto se hace…. por cables. Sí, tal como usted lo lee, cables coaxiales que se extienden a través de azoteas, balcones y ventanas y hasta cruzan por encima de las calles. ¿Y de dónde obtener esos cables, que no se venden en ferreterías ni en el comercio habitual, ya sea en dólares o en pesos?

Ejemplo de una red Wi-fi privada con “nanos”. Si uno de los puntos tiene acceso a Internet, también puede dar acceso a los demás conectados. / Foto: Havana Times
Ejemplo de una red Wi-fi privada con “nanos”. Si uno de los puntos tiene acceso a Internet, también puede dar acceso a los demás conectados. / Foto: Havana Times

En Cuba, desde hace más de 20 años, cuando los distribuidores piratas llamados “lateros” comenzaron a crear antenas de fabricación propia para captar canales extranjeros y transmitirlos por cable a sus usuarios, surgió un productivo mercado subterráneo de cables coaxiales. Solo hay que tener el “contacto” apropiado, el dinero necesario y pida usted los metros que necesite. Habitualmente, grupos de adolescentes y jóvenes juntan recursos penosamente obtenidos y adquieren entre todos los cables necesarios.

Desde luego, las redes se circunscriben mayormente a los límites geográficos de un barrio. En La Habana, por ejemplo, están la SNET de la Habana Vieja, del Vedado o la de Centro Habana, tres municipios muy cercanos uno de otro. Cada una puede tener cientos de personas conectadas, y cuando alguien logra conectar un circuito de un distrito con otro…. La SNET se multiplica, pues La Habana, según los antiguos censos de los años 60, tiene 43 barrios, que han crecido desmesuradamente desde entonces.

¿Una cultura “underground”?

Para los “gamers” cubanos, atrás han quedado las discotecas, los bares, los paseos por el Malecón, pues emplean todo su tiempo libre en la red de juegos. Algunos, inclusive, se sientan con sus novias/os ante las consolas, infectadas por el mismo virus de los jugadores empedernidos. Lo más curioso es que no se apuesta un solo céntimo, se juega por el puro placer de hacerlo… y ganar, logrando las mejores puntuaciones.

Curiosamente, hay madres que prefieren tener a sus hijos en casa, liquidando enemigos desde el seguro mundo del video, que andando por las calles y discotecas de madrugada. “La calle está muy dura y cuando estos muchachos salen de noche, no duermo hasta que regresan”- dice la madre de Anselmo y su hermano menor, Iván. “Además, aquí sólo toman café y fuman como chimeneas. En la calle, beben” –sentencia.

Amanecer en el malecón.
Amanecer sobre el Malecón. / Foto: Cortesía

Para quien se asombre, ha de anotarse que la afición de los jóvenes cubanos por los juegos de video es mucho más antigua, pues desde los tiempos de las viejas Pentium 2, habían grupos de aficionados que aprovechaban las facilidades informáticas de institutos tecnológicos y universidades para jugar en red, inclusive había “campeones” del Starcraft, el Sudden Strike y el Warcraft 1, chicos muy jóvenes que eran imbatibles ante las pantallas de juego.

Pero no todo es miel sobre hojuelas. Esta nueva cultura preocupa a algunos pensadores e intelectuales, aunque no sale a la luz en las publicaciones oficiales. Inclusive, para algunos estudiosos del tema, la falta de seriedad y la superficialidad de la joven generación de cubanos es triste e inquietante.

SNET también tiene, como todas las redes, foros de discusión como Wifinet o Súmate, con cientos de usuarios, solo en La Habana. Otros foros, como “Revolico”, se especializan en intercambio, compra y venta de tecnología informática y hasta de muebles, autos y casas.

Algunos escritores y periodistas jóvenes han intentado iniciar debates creativos sobre temas diversos en los foros, desde compartir piezas literarias y notas culturales hasta consejos y experiencias sobre el amor (un tema eternamente primario para los cubanos). Pero las reacciones han sido desalentadoras.

Existen, inclusive, foros que hablan sobre la cultura “Otaku”, admiradores de Manga, Animes y otros productos mediáticos japoneses, pero no hay prácticamente debates, solo se comparte información que no llega por otras vías y muchos de los participantes son fanáticos de los “comics”, cuando no diseñadores gráficos que buscan desarrollarse en esos temas.

Otra cosa son los sitios de humor, otro de los temas eternos del cubano, que cuando peor se las ve, más chistes inventa para reírse de sus propias vicisitudes. Abundan, especialmente, los de doble sentido –del sexual al político-, con verdaderos expertos en la materia.

Publicado originalmente en Havana Times

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