¿Un levantamiento de sanciones para la importación del tabaco beneficiaría a quién? Esa es la gran pregunta. Un reportaje de Cubanet decidió irse directamente al campo para indagar en las historias de los vegueros, productores de tabaco dedicados al proceso de producción de uno de los más cotizados productos cubanos.
El 15 de enero de 2015, Barack Obama, presidente de Estados Unidos para entonces, anunciaba que los estadounidenses que viajaran a la isla podrían importar tabacos cubanos por un monto de hasta 100 dólares. Una intención quizás simbólica para las relaciones entre Washington y La Habana, que se trataría de unos cuantos habanos, terminó atrayendo inversión foránea para estos productos. ¿Pero esto ha beneficiado a los productores?
Este es el caso de Elpidio Ramírez Cruz, dedicado desde hace medio siglo a cultivar el tabaco en Manicaragua, de donde es originario. Desde el anuncio de Obama, altos funcionarios de la agricultura visitaron la cooperativa “La Escogida”, en la que trabaja, y hablaron de la nueva política de pago que el Estado implementaría en la compra del tabaco.
“Hasta ese entonces cobrábamos unos 1500 pesos por el quintal de tabaco de primera, en la actualidad nos pagan 2 385 pesos. Si el tabaco es de calidad inferior existen otras escalas que cubren cada categoría”, comenta.
Por su parte, Osbell Miranda, un joven tabacalero de la localidad, con diez zafras tabacaleras a su espalda, admite qe este pago por el quintal de la hoja de tabaco es una buena demostración pero aún insuficiente.
“Me han dicho que un tabaco en cualquier hotel del país tiene un precio elevadísimo, me aseguran que se venden hasta en 50 dólares. De ser cierto te digo que con un quintal de tabaco el Estado cubre lo que paga a todos los campesinos de la cooperativa”, asegura.
Ambos están obligados a vender sus productos al Estado, vendedor intermediario entre el campesino y el comprador foráneo. Ni quien lo produce, ni quien lo obtiene finamente, conocen cuál es el margen de ganancia que obtiene el Estado por la venta de su tabaco en el mercado internacional.
“Bueno, realmente nosotros no conocemos eso, pero imagino que nosotros, con un tercio de lo que debe ganar el Estado, de las ganancias que le deben quedar libres, seríamos millonarios”, nos dice sonriendo Miranda.
2385 pesos el quintal de hojas de tabaco secas (cerca de 100 dólares) es el pago de las autoridades a los productores, sin embargo reseña el reportaje que un catálogo de las mejores marcas de habanos de la isla muestra que un Bolivar Petit Coronas se vende en $250, o un Cohiba Doble Coronas Edición Limitada 2003 en $256. Otras muchas marcas y ediciones se cotizan en similares precios.
La factura anual de un productor como Camilo Chinea, famoso en la comunidad de Manicaragua, es de 3000 CUC , por los 30 quintales de hojas de primera calidad que entrega a las autoridades cubanas. Esto aunque parezca una exorbitante cantidad, considerando que el promedio salarial es de 30 CUC mensuales, se convierte en sal y agua, tomando en cuenta todos los pagos posteriores que debe realizar el agricultor a la misma entidad que le compra el tabaco por concepto de insumos y servicios prestados.
Esos ingresos deberán pagar la semilla, la próxima cosecha, abono, plaguicidas, petróleo, cujes (varas para colgar las hojas a secar en las casas de cura de tabaco), materiales para reparar las casas de secado, el transporte, el personal que le ayuda en el campo y otros muchos gastos casi interminables de mencionar. “Después que uno ha pagado todo apenas le queda un poco de dinero para ir sobreviviendo”, asegura Chinea.
Y como si fuera poco, los vegueros deben enfrentar el retardo en la llegada de los insumos, lo que lo expone inclusive a perder la cosecha.
“Hay problemas serios con la llegada de los recursos para la campaña, muchas veces llegan cuando ya los cultivos no los necesitan, cuando ya el cultivo está dañado. Por ejemplo, el plaguicida es una cosa que no le puede faltar al tabaco. Si por ejemplo a ti te mandan el producto cuando ya tienes la afectación en el tabaco, ya no surte efecto y tienes que cortar por lo sano, ya tienes pérdida y el poco tabaco que logras cultivar es un tabaco afectado”, explica Ramírez Cruz, asegurando además que en la campaña 2016-2017 perdió 30 quintales por esta situación.
Cuando de falta de recursos se trata, el tópico más recurrente entre los campesinos es el referido al petróleo.
“Eso sí está duro, casi nunca aparece. Entre mi papá y yo poseemos unos 140 cordeles de tierra y tan sólo nos dieron 60 litros de petróleo para toda la campaña de siembra y recogida. Esto nos obliga a pagarle al tractorista particular ocho pesos por cordel de tierra. Y el precio del petróleo que compramos por la calle está por las nubes, tenemos que comprarlo en lo que quieran venderlo, y eso (es) andando con cuidado porque te buscas un problema”, describe Diosvani León Lara Díaz, agricultor con siete años de experiencia.
“Nos están dando un litro de petróleo para un cordel de tierra, eso nada más que da para pasar la picadora, para lo demás lo tienes que luchar. ¿Tú sabes cuánto tuve que comprar yo ahora? 100 litros de petróleo: mil pesos, a diez pesos pagué el litro de petróleo”, dice irritado Ramírez Cruz.
Redacción Cubanos por el Mundo / Con información de Cubanet