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La “revolución energética” de Fidel “aumentó nuestro nivel de pobreza”

Refrigeradores cubanos en un taller
Refrigeradores cubanos en un taller / Foto: Referencia

El plan “más hermoso y humano” que ha tenido el socialismo cubano, según medios de la Isla, es el llamado “revolución energética”, ese que obligaba al cubano a entregar sus electrodomésticos antiguos para adquirir unos nuevos pero de pésima calidad subsidiados por el Estado.

Hoy, ese “hermoso” plan comienza a pasarle una cara factura al cubano de a pie. Según un artículo de Gladys Linares para el portal CubaNet, los equipos que le fueron vendidos al pueblo bajo una falsa promesa de desarrollo, representan un lastre para la economía familiar cubana, ya que por su mala calidad, pasan más tiempo en el taller que en los hogares.

“Lejos de mejorar la calidad de vida de la población “beneficiada” ha aumentado nuestro nivel de pobreza, puesto que los equipos vendidos encarecen la factura eléctrica, su adquisición representa deudas que lastran la economía familiar, su durabilidad deja mucho que desear y su reparación depende con demasiada frecuencia de la bolsa negra”.

Los refrigeradores son los productos que más atención requieren. Los usuarios los llevan hasta talleres que el Estado dispuso para arreglarlos pero debido a la falta de piezas de repuestos los artefactos pasan meses en los locales.

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A pesar de que el régimen asegurar gastar unos 20 millones de CUC al año en repuestos para electrodomésticos que son subsidiados, la realidad es que estos no se consiguen en el mercado estatal. Sólo en la “bolsa negra” o por cuentapropistas.

Angelina Figueredo es una cubana que decidió no cambiar su refrigeradora rusa por una china Haier 250. Para ella, la decisión fue fatal, no porque la nueva marca sea mejor, sino porque ningún taller le quiere aceptar su nevera.

 “Es que yo me negué a cambiar mi frío de tantos años por un Haier de pacotilla, y en este sistema la desobediencia se paga caro”.

El régimen vendió estos refrigeradores en más de seis mil pesos, que debían ser pagados de manera mensual.

Pero hoy muchas cubanos poseedores de los artefactos se ven imposibilitados para pagar, y es ahí donde el carácter “socialista” de la revolución brilla por su ausencia

Ada Álvarez Cruz, una anciana de 77 años, hipertensa, diabética, esquizofrénica, con demencia senil y postrada, que dejó de pagar el refrigerador al enviudar porque su pensión de 220 pesos cubanos no le alcanza para alimentos y medicinas.

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Hace unos días se presentó en su hogar una inspectora del banco de la Virgen del Camino, para requerirle al hijo —su único familiar, imposibilitado de trabajar regularmente para poder cuidarla— la chequera y el carnet de identidad de la anciana. A partir de entonces, le descuentan 50 pesos mensuales.

En varias ocasiones la prensa ha divulgado el monto de la deuda de la población por concepto de la compra de artículos electrodomésticos, pero mientras los CDR y la CTC se valen de artimañas para coaccionar a los deudores morosos, estos se sienten estafados tras la compra, prácticamente impuesta, de carísimos equipos de pésima calidad.

El régimen le exige al pueblo el pago de los equipos electrodomésticos, pero el pueblo se niega a pagar por unos “cacharros que no funcionan”.

Redacción Cubanos por el Mundo

Written by María Fernanda Muñóz

Periodista venezolana. ¿La mejor arma? Humanidad. Pasión se escribe con P de periodismo

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