“¿Dónde está el riesgo hoy? Está en cualquier lugar, tenemos que hacer las colas con el correcto distanciamiento, aunque le demos la vuelta a la manzana”, una cita que pertenece al jefe de epidemiología del Ministerio de Salud Pública (MINSAP) en Cuba, Francisco Durán y si bien tiene razón en cuánto al riesgo por doquier que puede verse desde cualquier cuadra cubana, lo que no menciona el funcionario de salud es la falta de previsión, empezando por las autoridades, hasta la sociedad en general, de preocuparse por el coronavirus cuando otros “dilemas” ocupan a las partes.
Mientras la sociedad cubana elige entre exponerse al contagio o buscar qué comer ese día, el régimen en Cuba despliega un descomunal aparato represivo por las colas de alimentos para evitar, más que la cercanía entre los asistentes (como se deja ver en las imágenes procedentes de la isla), que esto sirva como caldo de cultivo para el acentuadísimo descontento social.
El desespero forma parte también de las colas. La mortificación de estar a expensas del coronavirus y volver a casa con las manos vacías, incrementa la cercanía entre quienes hacen fila para ver con qué logran hacerse en los establecimientos. No obstante, aún luego de varias horas puede que ni siquiera lo logren pero buscar en el mercado paralelo, donde los mismos productos de los establecimientos son revendidos al doble de su valor, no resulta una opción para el cubano promedio.
En Facebook me encuentro esto: https://t.co/AfO8mMuRu4
Otra denuncia de la terrible desorganización que existe en las tiendas del @MincinCuba. Justo esto me pasó hoy en Galerías Paseo. No se puede contener la Covid si hay que salir a comprar todos los días porque nunca alcanza.— Glenda C. Boza Ibarra (@glendaboza) January 25, 2021
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Aunque duerman a las afueras de los establecimientos, esperando los productos que quedaron del día anterior, pueden que ni lo consigan. Para sorpresa de muchos cubanos, cuando las puertas de los comercios se cierran, desaparecen por arte de magia aquellos restantes que aspiraban conseguir al día siguiente.
Sin distanciamiento social y sin la posibilidad de comprar lo necesario, los ánimos se caldean en las colas de La Habana. El debate en tiempos de pandemia para los cubanos no es muy distinto al que libran desde hace décadas: la vida por comida, aunque hoy el “enemigo” sea el COVID-19.
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Redacción Cubanos por el Mundo
