Ni pollo, ni cerdo; tampoco carne de res. Las langostas no están permitidas para los cubanos ni aunque caminen por las calles, según demuestra el reciente decomiso que realizaran las Tropas Guardafronteras de Isla de la Juventud.
Cuatro pescadores cubanos “furtivos” a bordo de una embarcación de pesca deportiva/recreativa, fueron apresados por funcionarios del Ministerio del Interior por llevar consigo 20 sacos de colas y masa de langostas, una especie que el chivato de Carlos Serpa Maceira reconoce se encuentra actualmente en veda.
Abordando la supuesta “afectación económica al país”, mencionan que además ocurrió la pesca en una zona protegida, lo que según, representaría graves “perjuicios a la fauna marina”.
Al pesar los sacos de langosta notaron su equivalente a una tonelada y media del exquisito crustáceo, prohibido para todos los cubanos de la Isla, a excepción, entre otros, de Mariela Castro.
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Se trata de una “sensible afectación económica cuando se buscan en medio de la actual situación sanitaria vías para asegurar exportaciones en beneficio del desarrollo de la nación”, reseña el blog del MININT, gestionado por Serpa Maceira quien se define como el “Guayacán de Cuba”.
“¿Cuándo fue la última vez que usted comió langosta porque el gobierno se la dio en la libreta o porque se la vendieron libremente? Yo viví 24 años en Cuba y nunca me autorizaron a comer langosta, la langosta que comí fue porque la compraba en el mercado negro” expresaba recientemente el presentador cubano Alex Otaola, reaccionando al anuncio de la prensa estatal en relación al sobrecumplimiento.
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A los pescadores de la Isla se les prohíbe la captura de langostas o camarones. Para 2019 Cuba percibía ingresos anuales que superaban los 60 millones de dólares por la exportación de langostas. La Unión Europea es cliente de la producción de crustáceos. En países del antiguo continente, pueden cotizar su kilogramo por encima de los 40 dólares.
Redacción Cubanos por el Mundo
